Una historia contada por un policía estatal de Minnesota:
El otro día tuve que detener a una mujer anciana por exceder enormemente la velocidad en la carretera, al este de McGregor, Minnesota.
Como siempre suelo hacer en estos casos, le pedí su licencia de conducir, registro y validez del seguro.
La mujer mayor sacó toda la información necesaria y me la entregó. Entre toda la documentación me sorprendió ver (debido a su avanzada edad) que tenía una licencia para llevar armas de fuego.
La miré y le pregunté si estaba en este momento en posesión de algún arma de fuego.
Ella respondió que de hecho tenía una pistola automática del calibre .45 en la guantera del coche.
Algo - quizás el lenguaje corporal, o la forma en que lo dijo - me hizo querer preguntarle de nuevo si tenía algún otro arma de fuego. Así que le volví a preguntar si eso era todo lo que tenía.
Ella volvió a responder que tenía sólo una más, una especial del calibre .38 en el bolso.
Entonces, un poco desconcertado, le pregunté de qué tenía miedo.
Me miró a los ojos y me dijo firmemente... "¿Pero qué te crees? ¡No tengo miedo de absolutamente nada!" Su respuesta simplemente me dejó atónito... ¿Qué te ha parecido esta historia? Si te ha gustado compártela con tus amigos! ?