Estamos en el supermercado y en la sección de los quesos hay más de una decena de ellos para elegir. pero cuidado, realmente no nos están vendiendo queso.
Bajo el hecho de jugar con que el producto se parece al queso y que está en esa sección, compramos algunos alimentos que poco tienen que ver con lo que estamos buscando. Te vamos a dar las claves para que puedas diferenciar el queso real del que no lo es.
Algunos productos parecen queso pero no lo son
Existen algunas normativas especificas que hacen que el alimento tenga que cumplir ciertos requisitos para poder denominarse queso. El producto que no cumple estas características y no se ha creado bajo los procesos de producción establecidos por la ley, llega al supermercado aunque no sea queso propiamente dicho.
Pero, ¿qué es lo que llevan estos productos que no son queso? Suelen llevar como ingredientes principales antiapelmazantes o grasa vegetal en su mayoría. Además, también suelen componerse de proteína láctea, mantequilla o almidones, sobre todo en los 'quesos rallados'.
Esto hace que el producto sea mas barato, aunque también de menor calidad y menor cantidad de queso (el mínimo para poder llamarlo así es tener al menos un 60%). El problema es que estos productos 'de imitación' tiene el mismo aspecto que el queso verdadero.
Algunos trucos para diferenciar el queso falso del verdadero
Fijarnos en la etiqueta
Si la palabra 'queso' no aparece en lo que vamos a comprar significa que nos quieren tomar el pelo. Un claro ejemplo son los paquetes de 'queso' rallado en los cuales desaparece la palabra queso y la sustituyen por 'rallado', 'para pizza' o cosas similares.
Contenido del queso
Numerosos de estos productos indican que contienen almidón de patatas o huevos en su interior, otra pista que no debemos ignorar. Estas señales nos indican que estamos comprando un producto que no es queso.
Para producir el queso primero se higieniza la leche, se acidifica, se cuaja, se corta, se le quita el suero y por último se prensa. En el caso de los productos de imitación, hay cierto parecido en el proceso pues se crea un sucedáneo que tiene a misma apariencia, pero de peor calidad, con menos microorganismos naturales y con mayor cantidad de grasas industriales perjudiciales para el organismo.
Así que la próxima vez que vayas al supermercado, no creas que omiten la palabra queso en el envoltorio por cuestión de comodidad o de marketing, es porque en realidad te están tratando de vender un producto que no pueden por ley.