Incluso hoy en día, con todos los avances que hemos conseguidos en la tecnología médica, los bebés nacidos prematuramente deben pasar momentos bastantes delicados en sus cortas vidas. Tendrán que superar graves problemas de salud antes de poder llevar una "vida normal".
Aunque tengan un comienzo duro, les espera una larga vida que disfrutar y por la que merece la pena luchar en sus primeros días.
En la actualidad todo es muy diferente a como era en los años 20', un bebé prematuro en aquella época no lo tenía tan fácil como ahora.
En la decada de los 20' y 30', no existían los medios que tenemos ahora a nuestra disposición, por lo que muchos bebés prematuros morían simplemente porque eran demasiado débiles. En los hospitales se les decía con normalidad a los padres que aceptaran la inevitable muerte de sus hijos.
Sin embargo, para los bebés prematuros nacidos en la ciudad de Nueva York, hubo un atisbo de esperanza que finalmente cambiaría para siempre la atención a los bebés, y les daría una oportunidad de luchar a aquellos niños que nacieran prematuramente.
Conoce a continuación cómo cambió la historia médica para estos bebés:
Desde 1920 hasta 1940, si una familia tenia un bebé nacido de forma prematura tenía una pequeña posibilidad de que saliese adelante. Esa posibilidad estaba al alcance de quienes podían llevar al bebé a Coney Island, un lugar de Nueva York conocido por sus atracciones, sus exhibiciones y sus espectáculos.
Ahora convertir a un bebé prematuro en una atracción de feria puede parecerte un atrocidad, pero en aquel entonces era todo muy diferente. Gracias a eso se salvaron muchas vidas.
Un doctor llamado Martin Couney montó su propio espectáculo donde la atracción eran los pequeños bebés prematuros.
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Los bebes descansaban en unas incubadoras diseñadas por él mismo y eran atendidos por enfermeras.
El Doctor Couney viajó por muchas ciudades mostrando sus incubadoras, la mayoría de las veces en ferias y convenciones, insistiendo en que esa era la forma de salvarles la vida a esos pequeños bebés.
Su espectáculo se instaló de forma permanente en Coney Island donde los visitantes pagaban 25 centavos para mirar a los diminutos bebés.
Todas las ganancias eran destinadas a la atención médica y a la alimentación de los recién nacidos. A los padres de los bebés no se les cobraba ningún dinero y por supuesto podían visitar a sus hijos siempre que quisiesen.
Los bebés vivían en incubadoras parecidas a esta exhibida en 1909. Su diseño estaba inspirando en las incubadoras de las aves de corral.
Gracias al cuidado del Dr. Couney y las enfermeras, los bebés pudieron crecer y ser lo suficientemente fuertes como para salir adelante sin la ayuda de las incubadoras.
El Dr. Couney realizaba frecuentes "graduaciones" con aquellos niños que alcanzaban el peso ideal para volver a casa como se muestra en la foto de las enfermeras.
Muchos de los recién nacidos que El Dr. Couney pudo salvar volvieron años después para poder conocerlo.
Lucille Horn es uno de aquellos bebés que volvieron, una anciana que hoy en día tiene 94 años.
Pesando solo 900 gramos al nacer, pasó seis meses en una incubadora de Coney Island. Cuando volvió se encontró con el Dr. Couney y con un joven padre preocupado por su hijo prematuro.
Según cuenta Lucille, el Dr. Couney le dijo al padre: "Ella fue uno de nuestros bebés. Así de sano crecerá su hijo."
Debido a que se movía por ferias y espectáculos, muchos hospitales sospechaban de sus prácticas. Pero el Dr. Couney continuó haciendo su trabajo. Algunas personas temían que haber nacido prematuro significaría crecer como adultos anormales aunque el doctor siempre insistió en que serían como cualquier otra persona.
El doctor también creía que todos los bebes eran merecedores de sus cuidados, independientemente de su etnia o situación económica.
En todo esos años, 6.500 de los 8.000 bebés prematuros sobrevivieron y crecieron.
En 1939 las incubadoras empezaron a ser aceptadas por las medicina y poco a poco fueron apareciendo en los hospitales.
En 1943 con las incubadoras como nuevo elemento básico para los hospitales, el Dr. Couney cerró su exhibición declarando que su trabajo había finalizado.
Hoy en día los bebés prematuros tienen una posibilidad mucho mayor de sobrevivir gracias a las nuevas tecnologías que se desarrollan constantemente en la actualidad, pero no está mal recordar que todo comenzó en una atracción de feria muchos años atrás.
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Fuente: Littlethings