Todos recordamos aquellos tests de inteligencia que nos hacían en el colegio de vez en cuando.
Con mayor o menor fortuna nos decían si éramos más o menos listos y nos orientaban a la hora de determinar la elección de los estudios superiores, incluso si los resultados eran muy desfavorables aconsejaban la posibilidad de aprender un oficio.
En un principio el origen de las pruebas de Cociente Intelectual (CI), estuvo asociado a la creación de un instrumento que permitiera predecir cuáles serían los estudiantes con peor pronóstico en la escuela. Después se multiplicaron sus usos. Así se comenzó a introducir los conceptos de edad mental y capacidad intelectual y puntuaban bien quienes resolvían adecuadamente problemas de vocabulario, razonamiento numérico y procesos intelectuales sencillos.
A principios del siglo pasado se creía que la inteligencia era una capacidad unitaria, estable, medible, general, innata, no contextual y hereditaria. Desde entonces hasta hoy, diversas investigaciones han demostrado que las inteligencias son múltiples, modificables, no cuantificables mediante pruebas de papel y lápiz, y determinadas en su gran mayoría por factores culturales y ambientales.
Los test de inteligencia evalúan una ínfima parte de las inteligencias. Por ello, su uso debe ser muy limitado, de lo contrario pueden crear efectos negativos sobre las actitudes de quienes son diagnosticados como muy inteligentes o como poco y generar expectativas excesivas o negativas en sus respectivas familias. Después de dedicarnos durante 13 años al seguimiento de niños y jóvenes que suponíamos tenían capacidades intelectuales muy altas (1986 al año 1999), la conclusión fue impactante: La mayoría de niños supuestamente “muy inteligentes” obtenían resultados académicos regulares.
Por todo ello, en rolloid no pretendemos etiquetar a nadie, sino sólo haceros pasar un rato divertido...
Esperamos que disfrutéis con este divertido test que os dejamos a continuación... ¿Cuántas preguntas serás capaz de acertar?