"Comer grasa es igual a engordar" ha sido el mantra tradicional que ha guiado nuestras dietas durante las últimas dos décadas. Sin embargo, cada vez son más los investigaciones que sugieren que pensar de esta manera puede llevarnos al equívoco.
"Hay una cosa que sabemos sobre las grasas", escribía Aaron Carroll, profesor de pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana, en su nuevo libro, The Bad Food Bible: How and Why to Eat Sinfully.
"El consumo de grasa no causa el aumento de peso. Por el contrario, en realidad podría ayudarnos a perder algunos kilos". La clave está en saber eliminar las grasas que no son saludables para nuestro cuerpo.
Eso significa que alimentos como el aguacate, el salmón y los frutos secos deberían tener un lugar imprescindible en tu dieta. Si los prohibiste a raíz de la fiebre que hubo con las dietas bajas en grasa de la década de 1990, es hora de que los traigas de vuelta.
Vuelve a llevar las grasas saludables a tu dieta
Diversos estudios han comparado a personas que seguían dietas bajas en grasa y altas en carbohidratos con personas que seguían dietas bajas en carbohidratos y grasas. Y, una y otra vez, los resultados han revelado que las personas que restringen su consumo de alimentos grasos no pierden peso ni obtienen otros beneficios para la salud.
Por el contrario, las personas que consumen dietas ricas en grasas pero bajas en carbohidratos refinados como el pan blanco y el arroz blanco tienden a perder peso y a ver otros beneficios para la salud.
Estos resultados sugieren que el verdadero villano en lo que se refiere al aumento de peso no es la grasa, en realidad es el azúcar añadido y los carbohidratos refinados que se descomponen rápidamente en azúcar.
Las dietas bajas en grasa no hacen que las personas adelgacen
Un gran análisis publicado en agosto en la revista The Lancet comparó a más de 135.000 personas de 18 países diferentes que seguían dietas bajas en grasas y bajas en carbohidratos.
Los investigadores encontraron que las dietas bajas en grasa estaban más relacionadas a una mayor probabilidad de sufrir ataques al corazón y otras enfermedades mortales. Por el contrario, las personas que seguían dietas bajas en carbohidratos tenían un riesgo significativamente menor.
"Las directrices alimentarias de todo el mundo deberían revisarse después de haber obtenido estos resultados", insistían los investigadores.
"En resumen: las pruebas que demuestran los beneficios de una dieta baja en grasas es muy escasa, mientras que los estudios que demuestran los beneficios de ciertas grasas están aumentando", concluía Carroll.
El cuerpo necesita grasa para funcionar
La grasa es esencial para la coagulación de la sangre y el movimiento muscular. Es un ingrediente necesario para construir membranas celulares, así como la superficie protectora que se encuentra alrededor de los nervios.
Por otra parte, la grasa nos ayuda a absorber las vitaminas y minerales de los alimentos que comemos.
Cuando no comemos grasas, tendemos a comer carbohidratos y azúcares refinados, los cuales están estrechamente relacionados con el aumento de peso y la obesidad.
Una revisión de 50 estudios sobre alimentación y aumento de peso publicados en la revista Food and Nutrition Research encontró que, de media, cuantos más granos refinados comía una persona (como el arroz blanco o los utilizados para hacer el pan blanco), más peso tendía a ganar durante el periodo que duró el estudio.
Por el contrario, cuantos más alimentos integrales comía, menos peso solía aumentar.
Parte del problema es que los carbohidratos refinados y el azúcar pueden fomentar que comamos en exceso.
Come más pescado, aguacates y nueces
Algunas grasas pueden ser más saludables que otras. Durante un estudio reciente publicado en el Journal of the American Medical Association, un grupo de investigadores observó qué cambios experimentaban las personas cuando estas intercambiaban una pequeña porción de las calorías que obtenían de grasas saturadas con calorías provenientes de grasas insaturadas.
Llevar a cabo este cambio parecía producir numerosos beneficios, entre los que se incluyen la reducción del riesgo de fallecer a causa de enfermedades como las de tipo cardíaca y varias enfermedades neurodegenerativas.
"No todas las grasas son iguales", decía el profesor de nutrición de Harvard, Frank B. Hu, autor principal del estudio. "Deberíamos comer más grasas saludables del pescado y los aguacates, en lugar de las grasas procedentes de los animales", concluía.
De acuerdo con la Escuela Médica de Harvard, los alimentos que contienen grasas saludables, también llamadas grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, se encuentran las nueces, el pescado y aceite de oliva.
Los no saludables, las grasas trans, se encuentran en los alimentos procesados. Las grasas saturadas podríamos decir que se encuentran en un punto intermedio.
En conclusión, el mensaje con el que te tienes que quedar es muy simple: comer grasa no te hará engordar. Pasarse con el azúcar es lo que realmente te hará ganar peso.