Se trata de la última moda en Japón en lo que a postres se refiere. ¿Te gustaría aprender a preparar este original postre para dejar a tus comensales con la boca abierta?
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Antes de empezar, necesitarás hacerte con un poco de polvo de agar, no debería serte demasiado difícil si buscas en tiendas asiáticas de comestibles. Además de estos polvos, necesitarás un poco de azúcar y una jarrita para el agua.
En primer lugar, vierte unos 32 gramos (unas 6 cucharaditas y media) de polvo de agar en un cazo y endulza con azúcar a tu gusto. A continuación, mide 800 ml de agua en un recipiente y ve echando gradualmente el agua en la olla asegurándote que no queda ningún tipo de grumo que pueda enturbiar el aspecto final de la receta.
A continuación, hierve la disolución. Una vez que veas que la mezcla empieza a tener una textura parecida a la de una gelatina un poco líquida, aparta el cazo del fuego.
Llegados a este punto, deja que la mezcla se enfríe poco a poco. Si quieres acelerar el proceso, llena una cacerola con agua fría y sumerge el cazo ligeramente en ella con cuidado de que no entre agua fría en la mezcla.
Ahora vierte la mezcla fría en unos recipientes de plástico que tengan el fondo redondo hasta llenar aproximadamente 1/4 del volumen total del recipiente.
Añade un toque de color dejando caer unas piezas de fruta en la mezcla, en este caso se utilizará algunas fresas. Por último, continúa llenando el recipiente con la mezcla de agar hasta la mitad.
Una vez que has llenado correctamente tus moldes, deja que se solidifique la mezcla. Cuando adquieran la consistencia de la gelatina, dale la vuelta a los recipientes y ve girándolos poco a poco hasta que el contenido vaya liberándose del molde sin romperse.
Cuando hayas terminado, tendrás una perfecta gota de lluvia con una sabrosa sorpresa en el interior. Date prisa en comerlas cuando las saques de la nevera porque en unos 30 minutos se volverán totalmente líquidas y tus gotas de lluvia formarán ahora un charco.
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