Muchas veces la forma de ser de los perros viene determinada por lo que han experimentado cuando eran pequeños. Algunos perros tardan un poco más de tiempo en confiar en sus dueños o acostumbrarse a vivir en una nueva casa y esto puede deberse a su pasado. Es lo que le ocurrió a esta perrita que te traemos hoy, que tuvo la mala suerte de tener a unos dueños que no sabían apreciar el amor que un animal podía dar.
Niya sufría heridas físicas y daños psicológicos cuando Kimberly Slown fue a recogerla al Refugio de Animales del condado de Gibson. Sloan ha rescatado a cientos de animales gracias a su organización Arrow Dog Rescue y decidió llevarse a esta perrita a la casa cuando su dueño la abandonó.
Tenía cortes y heridas por toda su cara e incluso por su nariz, lo que indicaba claramente que había tenido puesto un bozal durante mucho tiempo. También se notaba que habían abusado de ella por la forma en la que se movía y cómo tuvieron que llevarla en brazos hasta el coche.
Slown se la llevó a su casa y lo primero que hizo Niya fue esconderse en una esquina donde permaneció sin moverse durante un día entero. No tenía ninguna intención de socializar.
Fue por la noche cuando las cosas cambiaron. La perrita se despertó de madrugada y cuando vio que todo estaba muy oscuro corrió a la cama de su dueño y le tocó la mano.
Slown se despertó y empezó a acariciarla, poco a poco la perra fue confiando en él y se tumbó a su lado.
Desde entonces, Niya ha mejorado y cada vez deja que Slown y su mujer Terri se acerquen más a ella.
Todavía lucha contra algunas de las secuelas del maltrato pero poco a poco va mejorando.
Nos alegra saber que todo está yendo a mejor y que poco a poco está aprendiendo a querer a los humanos a pesar de lo que ha tenido que vivir hasta ahora.
¡Comparte esta bonita historia si eres un amante de los perros! Fuente Little Things