Margarita Suárez era una mujer mexicana que pasó gran parte de su vida alimentando a los perros callejeros. Todas las mañanas, se presentaban en su puerta porque sabían que ella no se perdía ni un solo día. Se preocupaba profundamente por estos perros, hasta el punto de que cada vez que ella salía de casa, siempre llevaba un paquete de comida para dar de comer a los perros callejeros que se encontrase por el camino.
Lamentablemente, esta buena mujer falleció repentinamente. Todos sus amigos y familiares vinieron de todas partes para presentar sus respetos, y los perros no se quedaron atrás. Los perros se sentaron en silencio y lloraron la muerte de su amiga e incluso siguieron el cortejo fúnebre desde su casa hasta el cementerio. Una vez que su cuerpo fue incinerado, los perros se fueron cada uno por su lado.
Tras su muerte, toda la familia de Margarita fue al tanatorio a darle un último adiós, incluyendo a todos los perros callejeros a los que pasó su vida alimentando.
No hicieron ningún ruido al entrar, y no causaron ningún problema, sólo querían agradecerle a su amiga todo lo que había hecho por ellos.
Junto con los perros, un pájaro también asistió al funeral.
En un primer momento, el personal de la funeraria estaba bastante confuso al ver a tanto animal por allí, pero pronto se dieron cuenta del por qué e hicieron una excepción con los perros, ya que estaban conmovidos por su comportamiento.
Es evidente que estos perros realmente querían a Margarita, y seguro que la van a echar mucho de menos.
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