Lo que menos puedes esperar en una misión de rescate en mitad de una zona de combate es hacer amigos, pero eso es exactamente lo que ocurrió en la historia que te traemos hoy. Un grupo de marines de los Estados Unidos estuvo en Sangin, Afghanistan luchando contra las fuerzas talibanes en una zona remota del país durante días cuando descubrieron un perro vagando a su alrededor.
No es raro ver a este tipo de animales en las zonas de guerra, pero la mayoría van en manadas y no son muy amigables; pero este perro era diferente. Sigue leyendo para descubrir qué pasó con este perro y los marines.
Craig Grossi es un marine de los Estados Unidos que se encontraba en un misión en Afghanistan en una zona de combate donde llevaban varios días de guerra cuando encontró a un perro vagando a su alrededor. El perro estaba solo y parecía realmente perdido.
Graig sintió curiosidad y rompió una regla fundamental de combate: nunca acercarse a un perro porque no sabes quién lo envía. Algo en su interior le decía que el perro no tenía a nadie y necesitaba ayuda por lo que Graig cogió un trozo de carne seca que llevaba consigo y se lo ofreció al perro.
El perro se fue acercando poco a poco y Craig pudo ver que estaba sucio, tenía bichos por todo su cuerpo y que estaba abandonado. La mayoría de los perros abandonados y más en una zona como la que estaba en Afghanistán pueden ser agresivos o distantes, pero este no lo era ya que no paraba de mover la cola cuando Craig lo llamaba para que se acercara.
El perro se acercó a coger la carne que se le ofrecía y se la comió mientras Craig acariciaba sus orejas. El marine sabía que tenía que irse por lo que se dio la vuelta para marcharse. Sin embargo notó un pequeño golpe en su pierna, el perro le estaba siguiendo. Un compañero suyo vio la interacción y le gritó 'parece que has hecho un amigo'.
Craig decidió llamarlo Fred ya que parecía que el perro no iba a irse a ningún sitio sin él.
Cuando llegó la noche, el grupo de marines fue a visitar a varias familias de civiles y asegurarse de que estaban bien ya que eran atacados por los talibanes a menudo. Fred se unió a ellos y visitó a cada una de las familias siguiendo a Craig.
Los marines tenían miedo de que Fred pudiera ladrar y delatar su posición ya que estaban en una misión secreta pero era como si el perro supiera lo que estaban haciendo y permanecía callada a su lado.
Rápidamente se unió al campamento de los marines y todos le cogieron cariño por lo que cuando Craig y su equipo debían regresar a los Estados Unidos sabía que tenían que hacer algo.
Al día siguiente un helicóptero fue a buscarlos para sacarlos de allí y aunque Fred parecía aterrorizado por el ruido seguía pegado a la pierna de Craig. Gracias a la ayuda de sus compañeros y a una gran bolsa de viaje consiguieron sacarlo de allí. Era realmente peligroso ya que si los pillaban, Craig podía ir a la cárcel y Fred podría ser sacrificado.
Antes de ser reubicados a otro país, el equipo paró en una pequeña ciudad segura. Craig quería hacer todo el papeleo para mandar a Fred a casa de sus padres en Estados Unidos pero no le dio tiempo así que pidió el favor a los trabajadores de DHL de que lo cuidaran en su ausencia.
Cuando la misión terminó, Craig volvió corriendo a las oficinas de DHL para encontrar allí a un feliz Fred jugando con los trabajadores. Craig completó todo el papeleo y lo llevó a una revisión veterinaria antes de enviarlo a casa.
Tres meses más tarde, Craig pudo volver a su casa y unirse a Fred. En 2015, este marine decidió renunciar a su trabajo en el gobierno para ser profesor aunque antes se tomó un descanso de 8 meses para viajar por el país acompañado de Fred.
Desde entonces los dos pasan todo el día juntos.
Ahora Craig está escribiendo un libro sobre sus vivencias en Afghanistán y las aventuras con Fred.
No olvides compartir la historia de Fred y Craig con todos tus amigos. Fuente Little Things
