Si hay una cosa que hacen todos los recién nacidos y que a nosotros los adultos nos desconcierta, es cuando lloran. Puede llegar a ser un poco desesperante, porque la mayoría de las veces no sabemos qué les pasa y no acertamos a la hora de intentar remediarlo.
Por lo general, podemos calmar a los recién nacidos y los bebés con algunas cosas básicas: les cogemos en brazos, les mecemos, les cantamos, les damos de comer, les cambiamos los pañales y nos aseguramos de que todas sus otras necesidades primarias estén satisfechas. Pero en muchas ocasiones, como le ocurre a este recién nacido, todo eso no es suficiente.
Este pequeño bebé simplemente no dejar de llorar y necesitaba un poco más de amor y atención. Peanut, el labrador de la familia, fue testigo de esto y no podía permitir que el pobre bebé siguiera llorando. Sabía que tenía que hacer algo al respecto.
Peanut se dirigió al niño y se detuvo un momento, evaluando la escena. El recién nacido estaba lloriqueando y moviéndose en su silla sin consuelo.
Al darse cuenta de esto, Peanut rápidamente se agachó y frotó la cabeza contra la del recién nacido. En un instante, una sonrisa surgió en el rostro del recién nacido. El labrador comenzó a lamer la cabeza del bebé. Los gritos del recién nacido se volvieron más débiles, tal vez incluso se podría decir que eran sonidos de excitación o gratitud.
Cuando Peanut pensó que su trabajo había terminado, dejó de lamer al bebé y alzó la cabeza. Desafortunadamente, eso no fue una buena idea.
El recién nacido empezó a llorar de nuevo, con gritos más fuertes esta vez.
Decidido a ayudar, Peanut comenzó a lamer la cabeza del pequeño bebé otra vez. Estaba claro que este perro quiere desinteresadamente a su dueño y sabía perfectamente qué hacer.
En el siguiente vídeo puedes ver todo lo ocurrido, ¡son adorables! ¡No olvides compartirlo con todo el mundo!