Desde que entramos en la etapa de la pubertad, a las niñas nos enseñan todo lo relacionado con la menstruación, desde por qué sangramos hasta el uso de las compresas y los tampones.
Seguramente te acuerdes del día en el que usaste tu primer tampón, es algo difícil de olvidar. Una de las cosas que normalmente nos explican nuestras madres, hermanas e incluso los médicos es que el uso del tampón no es tan seguro como parece. En las instrucciones que vienen dentro de las cajas de tampones avisan del riesgo de sufrir el Síndrome del Shock Tóxico, aunque también destacan que es una enfermedad muy poco común.
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Sin ir más lejos, la primera frase que utiliza Evax en su web para describir esta enfermedad es: "El Síndrome del Shock Tóxico (SST) es una enfermedad muy poco frecuente aunque grave, que puede llegar a ser mortal, causada por unas toxinas producidas por la bacteria Straphylococcus aureus". Cierto es que es muy poco frecuente, y ese es el principal motivo por el cual no le prestamos atención, tiramos las instrucciones y seguimos utilizando los tampones como si no pasase nada.
Eso es exactamente lo que la modelo y atleta Lauren Wasser hacía y se quedó sin una pierna.
La historia de Lauren
En octubre de 2012, Lauren no se sentía bien, tenía el periodo y asoció su malestar con los síntomas menstruales. Cuando llegó la noche, se puso tan enferma que no podía ni siquiera levantarse. Su madre se preocupó porque Lauren no contestaba a sus llamadas y no tenía noticias de ella, entonces llamó a la policía y les pidió que fuesen de inmediato a la casa de Lauren.
Al llegar, encontraron a Lauren boca abajo en el suelo de su dormitorio. La llevaron al hospital con 41ºC de fiebre. Había sufrido un ataque cardíaco y sus órganos internos estaban muy afectados. Faltaban minutos para su muerte.
Un especialista envió el tampón al laboratorio y dio positivo en el Síndrome de Shock Tóxico.
Le indujeron el coma y comenzaron a bombear su estómago con líquido para eliminar las toxinas que recorrían su cuerpo.
"Mi vientre estaba enorme. Tenía tubos por todas partes. No podía hablar... Es el dolor más insoportable que he sufrido jamás. No sé ni cómo describirlo", confesó Lauren.
Lauren perdió su pierna derecha desde la rodilla hacia abajo a causa de la gangrena, un efecto secundario del SST, así como los dedos en su pie izquierdo. Se debe someter a cirugías periódicamente para garantizar la salud de su organismo y existe una alta probabilidad de que le amputen la pierna derecha por completo tarde o temprano.
"Quería suicidarme cuando llegué a casa", confesó Lauren hablando de las consecuencias psicológicas de perder una extremidad. "Tardé bastante tiempo en asimilarlo y verme bien ante el espejo".
Ahora es una activista que trabaja para educar y concienciar a las mujeres sobre los riesgos del SST y el uso apropiado de los tampones.
Jennifer Rovero
Síntomas de SST
- Fiebre alta repentina
- Hipotensión (presión arterial baja)
- Erupción parecida a una quemadura, particularmente en las palmas de las manos y las plantas de los pies
- Vómito o diarrea
- Confusión
- Dolores musculares
- Dolores de cabeza
- Enrojecimiento de ojos, garganta y boca
- Convulsiones
Por suerte, ya existen otras alternativas a los tampones que evitan que corras el riesgo de sufrir SST sin necesidad de llevar una incómoda compresa.
1- La copa menstrual
Las copas menstruales son de silicona de alta calidad, moldeables y reutilizables. Tienen forma de embudo y se introducen en la vagina para impedir que la sangre salga. Son fantásticas para el medio ambiente y además son muy económicas, ya que hay algunas que pueden llegar a durarte 10 y 15 años.
Proporcionan una protección de hasta doce horas contra las fugas y los olores y son muy fáciles de colocar una vez que has aprendido a hacerlo. Probablemente te resulte la opción más cómoda y económica. En concreto este modelo te costará 26€ y es uno de los más conocidos.
Esta es una buena alternativa si no quieres utilizar la copa menstrual y no te importa gastarte unos 20€ en 16 tampones. Estos tampones naturales de algodón orgánico no contiene plásticos, que son un caldo de cultivo para las bacterias.
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