Todos sabemos que nuestra forma de ser actual viene determinada por todas las experiencias que hemos vivido a lo largo de nuestra vida. Lo que muchos no saben es que son las cosas más insignificantes las que más nos marcan.
La infancia es una etapa crucial en el desarrollo de nuestra personalidad, por ello es importante que, como padres, cuidemos al máximo cómo nos comportamos con nuestros hijos.
7 Maneras en las que nuestra infancia determina cómo nos comportamos de adultos 1- El cariño
El cariño con el que nuestros padres nos trataron nos marca de por vida. De hecho, condiciona en gran medida la percepción que tenemos de nosotros mismos. Robyn Fivush, directora de Family Narratives Lab del Departamento de Psicología de la Universidad Emory en Georgia, asegura que "si cuando eras un bebé te educaron con cariño, tienes más opciones de ser un adulto con mucha autoestima y confianza en ti mismo".
2- El poder de la elección
El hecho de que nuestros padres nos dejasen elegir nuestros amigos, nuestra vestimenta, la decoración de nuestro cuarto, etc., ha hecho que de mayores cojamos mejor las riendas de nuestra vida. Los padres demasiado controladores educan a hijos dependientes, esto, en un futuro, hará que se sientan atraídos por parejas controladoras que les manejen a sus anchas.
3- La conexión con tu padre
Si de pequeño tuviste una fuerte conexión emocional con tu padre, probablemente en un futuro tengas relaciones más sanas. El Dr. Nurit Nahmani asegura que "existe una conexión muy fuerte entre la calidad de la relación padre-hijo y las relaciones interpersonales que se tienen más adelante en la vida".
4- Los efectos del maltrato
Es evidente que el maltrato tanto físico como psicológico deja huella en una persona de por vida. De hecho, aquellas personas de que pequeñas sufrieron o presenciaron maltrato, tienen más probabilidades de padecer depresión siendo adultas.
5- Las consecuencias del bullying
Al igual que pasa con el maltrato familiar, el bullying o abuso escolar también hace mella en las personas. En un estudio publicado en el American Journal Psychiatry demostró que las personas que habían sufrido bullying de pequeños tenían más probabilidades de padecer depresión y ansiedad. Además, tienen más problemas para relacionarse con el resto.
6- El valor de la amistad
Tus amistades de la infancia influyen mucho más de lo que crees en tu yo adulto. Un estudio realizado por el Departamento de Psicología de la Universidad de Richmond, en Virginia, demostró que tener un amigo desde la infancia contribuye a aumentar la autoestima y a mejorar la relaciones familiares.
7- Un divorcio prematuro
Si tus padres se separaron cuando eras niño y fue una etapa complicada para ti, tienes más probabilidades de ser una persona insegura en un futuro.
Todos estos hechos te marcaron de por vida y probablemente marquen la de tus hijos. Asegúrate de que tengan una gran infancia y se desarrollen plenamente como personas para que, en un futuro, sean adultos con autoestima y confianza en sí mismos y no tengan problemas para relacionarse con otras personas.
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