A todos nos preocupa lucir una bonita figura, sobre todo en verano, por lo que la primera medida que tomamos es evitar la cerveza a toda costa. ¿Verdad? ¡Pues no!
Si lo que quieres es aligerar la zona de la barriga, en realidad no tienes por qué renunciar a una buena jarra de cerveza helada. Lo que realmente necesitas es seguir una buena estrategia.
Pero vamos a ver, ¿el alcohol no nos hace engordar?
"Nuestros cuerpos no pueden procesar etanol y convertirlo directamente en tejido adiposo", decía Jason Helmes, propietario y entrenador fitness en Anyman Fitness. Eso significa que no es el alcohol en sí lo que conduce directamente un aumento de peso. El verdadero culpable es el exceso de alimentos basura con los que las personas suelen acompañar el alcohol.
El alcohol propicia una serie de reacciones bastante complejas en nuestro cuerpo. Una de ellas es la responsable de que queramos comer incluso cuando no tenemos hambre. La combinación del aumento de apetito producido por el alcohol junto con esa tendencia a comer alimentos altos en calorías es lo que podría conducir a los problemas.
Ya sabes que si pretendes perder peso necesitas controlar tu alimentación para asegurarte de que ingieres menos calorías de los que gastas. El alcohol tiene muchas calorías, unas 7 por gramo. Y la cerveza tiene un mayor contenido calórico que otros tipos de alcohol. Para que te hagas una idea, 350 mililitros de cerveza contiene alrededor de 150 calorías.
Para evitar que aparezca la barriga, debes ser consciente a la hora de introducir esas calorías en tu dieta. Bryan Krahn, un entrenador personal, afirma que su mejor consejo para un hombre que intenta adelgazar es que solo beba cerveza si tiene entrenamiento ese día, y limitar el consumo a un vaso al día como máximo.
Pero digamos que tienes una despedida de soltero o una boda el fin de semana y quieres beber alcohol aunque no quieres echar a perder tu trabajo en el gimnasio.
A continuación te mostramos algunos consejos que pueden serte de utilidad: Come de forma inteligente antes de beber.
El alcohol es una toxina, por lo que en el momento en el que lo consumes obligas a tu cuerpo a dejar de procesar cualquier otro alimento para que se centre en el procesamiento del alcohol.
"El cuerpo es increíblemente eficiente a la hora de almacenar la grasa de los alimentos como grasa corporal. Si comes más calorías de las que debes, tu cuerpo convertirá cualquier caloría adicional procedente de la grasa alimenticia en grasa corporal rápidamente", afirmaba Helmes.
Antes de empezar a beber, Helmes recomienda que te concentres en comer fuentes de proteína magra como el atún o el yogurt griego bajo en grasa, así como verduras y snacks bajos en grasa como las tortas de arroz.
Es preferible que programes una comida para un par de horas antes de empezar a beber para evitar que el alcohol te golpee demasiado rápido y eches todo tu plan a la basura.
Las calorías siguen contando.
Recuerda que cada cerveza que tomas es un puñado extra de arroz o una patata al horno pequeña que podrías haber comido, contaba Krahn. Ten en cuenta el porcentaje de alcohol. Las cervezas con una mayor graduación alcohólica tienden a contener más calorías.
"Un paquete de 6 cervezas con un 8% de alcohol es capaz de disparar la ingesta de calorías de todo un día, incluso si no has comido nada más", sostenía Helmes.
Intercambia cerveza con agua.
Uno de los hábitos más comunes es beber una cerveza tras otras sin realizar ningún descanso en medio. Como consecuencia se terminan uniendo la deshidratación y el hambre, advierte Helmes, lo que da lugar a que se produzcan más comidas sin sentido.
Por este motivo Krahn sugiere que antes de tomarte una cerveza te tomes un buen vaso de agua. "Esto te mantendrá hidratado y evitará que el alcohol te afecte demasiado", contaba Krahn.
Lo más importante es que intentes mantener tu dieta y tu rutina de ejercicios a largo plazo. Si te das un capricho de vez en cuando, tu esfuerzo no se verá afectado.
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