La higiene y la imagen son algo primordial en nuestra sociedad. Todo el mundo, o al menos la inmensa mayoría se preocupa de cumplir unos mínimos de higiene y no ir apestando por donde va.
Sin embargo, esta preocupación por la la higiene es relativamente moderna. Echando la vista atrás, me cuesta imaginarme cómo las personas del pasado pudieron sobrevivir a la Edad Media, cuando las infecciones y las enfermedades estaban a la orden del día.
A continuación, te mostramos algunos de los 13 hábitos más asquerosos que nuestros antepasados realizaban con total naturalidad. 1- Sangrado con sanguijuelas
Antiguamente era muy común remediar numerosos problemas mediante el famoso sangrado con sanguijuelas. Con el objetivo de extraer la sangre "contaminada" del organismo del enfermo, los médicos colocaban esas pegajosas criaturas en puntos específicos del cuerpo para que absorbiesen poco a poco la sangre.
El tratamiento solía durar hasta que el especialista observaba que su paciente mostraba signos de debilidad o se desmayaba por completo. No hace falta decir que este insalubre tratamiento muy a menudo causaba infecciones, siendo el remedio peor que la enfermedad.
2- Barberos dentistas
La odontología, por extraño que parezca, nació en la silla de un barbero. Después de recibir un buen corte de pelo, los clientes le pedían al barbero que le arreglase también la dentadura cuando tenían algún que otro problema.
Estas intervenciones, además de ser muy dolorosas, se realizaban con herramientas viejas y oxidadas y que por supuesto no se limpiaban muy a menudo, por lo que llenarte la boca con los gérmenes de otra persona era algo bastante habitual.
3- Cejas de ratón
Aunque en la actualidad existen múltiples productos y herramientas con las que las mujeres dan forma y cuidan de sus cejas, durante el siglo XVIII muchas mujeres, si no se las perfilaban con lápices de colores, usaban unas cejas postizas realizadas a partir de piel de ratón.
4- Antes muerto que limpio
El rey Jacobo VI de Escocia pasó meses sin bañarse ni cambiarse de ropa, incluso dormía completamente vestido con sombrero y zapatos. Por otro lado, cuando alguien lavaba ocasionalmente la ropa, lo hacían con una mezcla realizada a partir de orina y lejía.
5- Bodas "aromáticas"
Junio no se convirtió en unos de los meses más populares para celebrar bodas debido a su clima típicamente soleado, sino porque era una fecha muy cercana al tradicional baño anual que se realizaba en mayo, por lo que el novio y la novia aún no estaban muy "desmejorados". Las novias comenzaron a llevar ramos de flores en las ceremonias para enmascarar los olores desagradables que se generaban en aquellos ambientes.
6- Compresas de musgo
Antes de que las compresas y los tampones fuesen inventados, las mujeres utilizaban cualquier material absorbente que tuviesen a mano durante la menstruación. Quizás te sorprenda saber que el musgo era una opción bastante habitual entre las féminas.
7- Tónico para el cabello realizado a partir de excrementos de gallina y potasio
Para los hombres, la caída del pelo ya era algo muy común allá por el siglo XVII. Por desgracia para ellos, durante aquel tiempo se pensaba que esa maloliente combinación era una cura totalmente fiable.
8- Herida al rojo vivo
La idea de utilizar un tela para realizar el vendaje de una herida parecía ser una opción de cobardes para aquellos que en su lugar chamuscaban su piel con barras de metal al rojo vivo. Probablemente los dos elementos estaban igual de sucios y cubierto de gérmenes, por no hablar de que la solución era mucho más dolorosa que la lesión original.
9- Adiós a los paseos nocturnos
Si no te atrae la idea de tener que caminar hasta el baño cada vez que necesitas echar un pis en mitad de la noche, puede que hayas nacido en una época equivocada. Seguramente te hubiese encantado vivir en aquel tiempo donde era habitual tener un orinal portátil guardado bajo la cama para poder hacer tus necesidades sin tener que dar un paso. Aunque tuvieses que soportar el maloliente aroma de tu líquido amarillo durante toda la noche, merecía la pena si no tenías que moverte de la cama.
10- Pozo ciego
En lugar de tirar el contenido del orinal por la ventana y fastidiar el día al pobre que pasease despreocupado por la calle en ese momento, los más elegantes tenían un agujero en su patio trasero para este cometido. La parte líquida se filtraba a través del terreno y la parte sólida quedaba retenida hasta que se descomponía.
En una ocasión muy desafortunada, la mitad del suelo de un salón de un emperador romano se vino abajo durante la celebración de una fiesta. La mitad de los invitados cayeron sobre el pozo ciego y terminaron literalmente "de mierda hasta las cejas".
11- Ácido sulfúrico como enjuague bucal
Para conseguir unos dientes blancos, se aconsejaba frotarlo con hueso de pescado en polvo y aclararlo con una desagradable mezcla realizada a partir de vinagre y ácido sulfúrico, lo que destrozaba el esmalte y solo hacía que las infecciones apareciesen con más facilidad.
12- Lavarse la cara con orina
Otra de las excentricidades de la época victoriana era creer que algunos fluidos corporales podían utilizarse como antisépticos para aclarar la cara antes de comenzar el día.
13- Baños múltiples
Si una casa tenía la suerte de tener su propia bañera, el padre de familia era el primero en utilizar el agua de la bañera, luego la utilizaban los hijos y por último la madre. El resto de miembros femeninos de la familia se revolcaba en el agua sucia que quedaba antes de ser vaciada.
¡Compártelo con todos tus amigos! Fuente: Littlethings