¿Es verdad que si “eso” no se usa, se acaba atrofiando...?

¿Es verdad que si “eso” no se usa, se acaba atrofiando...?

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Es muy popular el mito de que lo que no se usa se atrofia y algunos atrevidos han especulado sobre si esto también se aplica a nuestras “partes privadas”. En algunos foros de Internet se encuentran curiosos que preguntan y bromean sobre este tema, por lo que es hora de que explicarte si es verdad o mentira.

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Si bien es cierto que cuando ejercitamos un músculo se desarrolla y crece, es mentira que si no lo ejercitamos entonces desaparece; el músculo permanece allí pero con menos resistencia o fortaleza. Sin embargo, ni el pene ni la vagina son músculos. Así que el usarlos poco o mucho no los hará más pequeños o más desarrollados; mucho menos los atrofia. El tamaño de los órganos sexuales es un resultado de la herencia genética y poco o nada tiene que ver con la frecuencia con que se usan. El hecho de que durante la pubertad se produzca un crecimiento del pene y del clítoris obedece a la producción de hormonas sexuales que estimulan el desarrollo de estos, y no a que los jóvenes comiencen a juguetear con ellos.

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Vía: Gizmodo

Mientras más lo uso, más quiero usarlo, y viceversa

Ahora bien, lo que sí es cierto es que la concentración y producción de ciertas hormonas sexuales varía en función de la frecuencia en que se tienen relaciones eróticas. Estas hormonas a su vez pueden incrementar el deseo sexual y la necesidad de tener más encuentros íntimos. Las personas que se ven obligadas por sus circunstancias a abstenerse de tener relaciones íntimas informan que con el tiempo la ansiedad sobre este tema va disminuyendo hasta el punto de que ya no les preocupa ni piensan mucho en ello. Por lo general, cuando reanudan las relaciones sexuales experimentan de nuevo el deseo y la satisfacción, cosa que va desapareciendo de la misma manera, de forma natural y progresiva.

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Via: ElSol.com.ar

Si el problema persiste, busca ayuda

Estas circunstancias temporales, sin embargo, pueden producir estrés emocional en aquellas personas que piensan que deben “rendir” de la misma manera todo el tiempo. Ese estrés además podría afectar la capacidad para lograr una erección duradera en los hombres o la producción de lubricación en las mujeres, lo que dificulta la consumación de las relaciones y la consecuente frustración. Esta es una de las causas más comunes y que genera más estrés en la pareja, por lo que se puede llegar a convertir en un problema que necesitaría la ayuda de un sexólogo.

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Vía: Como salvar mi matrimonio

Los hombres se preocupan más que las mujeres

Estadísticamente, son los hombres quienes más se ven afectados por este último asunto. Un hombre sano que se haya abstenido de relaciones sexuales por 15 días o más es probable que mientras duerme llegue a tener sueños eróticos que resulten en una eyaculación involuntaria. Luego cuando vuelve a su casa e intenta reanudar su vida sexual con su pareja es muy común que pueda sufrir algún episodio de eyaculación precoz o le cueste lograr una erección de suficiente dureza o duración. Sin embargo, en poco tiempo esto desaparece si el individuo no se preocupa innecesariamente y sigue intentando consumar el acto en los días siguientes.

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Vía: vibra.fm

Como vemos el sexo no es solo un asunto físico sino también mental o psicológico. El reconocer este hecho y aprender a disfrutar de la experiencia, sin frustrarse por algunas circunstancias aisladas, lo hacen más satisfactorio. No te preocupes, pues no se atrofia si dejas de usarlo por un tiempo.

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