¡Hay que ver lo que da de sí una obra mal hecha! Y es que, en definitiva, eso es la famosa Torre de Pisa, uno de los iconos por excelencia de la Bella Italia. En más de una ocasión se ha temido por el derrumbe del monumento, sin embargo, en contra de todas las leyes de la física, ahí sigue en pie.
Curiosamente, la principal característica de este monumento de fama mundial se debe en realidad a un error de diseño. Existen varias teorías sobre quién fue el arquitecto que comenzó su construcción allá por la mitad del siglo XII, pero lo cierto es que nada más comenzar la obra, el monumento comenzó a perder la verticalidad.
La razón parece estar más que clara. La torre se sustentó sobre unos cimientos de apenas tres metros de profundidad y encima nadie tuvo en cuenta la calidad del terreno, que en Pisa es muy pantanoso.
De hecho Pisa era una "Repubblica Marinara", es decir unas de las 4 potencias navales del medievo italiano, gracias a su puerto muy bien protegido en el estuario del río Arno. Pero a causa de los restos que han ido acumulando en el mismo río, el mar se ha movido más de 10 kilómetros de distancia. Eso hace que la llanura de Pisa y sus alrededores sea muy blanda y muy pantanosa, y por tanto, nefasta para construir edificios muy altos.
Un simple corrimiento de tierras fue suficiente para que la emblemática Torre de Pisa se ladeara hacia el norte cuando se estaba trabajando sobre la tercera planta.
¿Cómo puede una construcción tan inestable estructuralmente perdurar tanto tiempo en una región tan propensa a los terremotos?
La torre inclinada ha logrado sobrevivir a dos guerras mundiales, a millones de visitas turísticas y al menos a 4 terremotos de gran escala desde que fuese construida.
Mylonakis, un profesor de ingeniería experto en geotecnia y la interacción suelo-estructura, y otra docena de investigadores coincidieron en la supuesta razón por la que la torre todavía no se ha convertido en una ruina. Al parecer, el secreto de esta mágica construcción reside en el tipo de suelo blando sobre el que está construida y en un término técnico llamado "interacción dinámica suelo-estructura".
Según Phys.org, los ingenieros determinaron que la altura y la rigidez de la torre, "combinadas con las propiedades físicas del terreno en el que se sustenta la base, consiguen que las características vibratorias de la estructura se modifiquen haciendo que la torre no vibre ante un movimiento de tierra".
"Irónicamente, el mismo suelo que causó la inclinación tan característica de la torre y casi la lleva al colapso podría ser lo que le ha ayudado a sobrevivir a todos los eventos sísmicos sucedidos hasta ahora", apuntaba Mylonakis.
Ojalá esta simbiosis suelo-estructura perdure por siempre y así podamos disfrutar de este hito arquitectónico muchos años más. ¡Comparte el secreto de la Torre de Pisa con todos tus amigos! Fuente: Sciencealert