Sam Bloom está casada con Cameron y tienen tres hijos. Hace casi cuatro años, realizaron un viaje a Tailandia que cambió la vida de Sam para siempre. Estaban en la terraza del hotel tomando un zumo después de darse un chapuzón en el océano pero Sam se apoyó en una parte inestable de la barandilla y cayó al suelo desde 5,6 metros de altura.
Se fracturó el cráneo y se rompió la espalda. Esto le provocó una hemorragia y una inflamación del cerebro. Era tan grave que no pudo regresar a casa hasta 3 semanas. Una vez allí, la ingresaron en el hospital durante siete meses. Le comunicaron que nunca volvería a caminar y sintió como una parte importante de ella moría.
Días después de volver a casa, la familia encontró una cría de urraca que se había caído del árbol. Aunque nunca lo imaginaron, este pequeño pájaro les cambiaría la vida.
Llamaron al veterinario y decidieron cuidarla. Necesitaba muchos cuidados pero se recuperó pronto. Le pusieron de nombre Pingüino y pronto era una más de la familia. Aunque en muchas ocasiones actuaba como una mascota, la familia nunca olvidó que era un animal salvaje.
Le fabricaron un nido con una cesta de la ropa, así la urraca podía ir y venir cuando quisiera. Pingüino los elegía a ellos en casi todo momento y se sentían muy especiales.
Al pájaro le encantaba jugar con los niños y robar comida. Podía ser desordenado y ruidoso como sus "hermanos", pero era el acompañante más dulce.
Sam se estaba recuperando aún de su accidente y la presencia de Pingüino fue muy importante en su vida.
"Fue una gran compañía. Me estaba volviendo loca de estar en casa. Siempre estaba en mi hombro o mi regazo. Hablaba con ella y le decía lo que me pasaba por la cabeza," explica Sam. Sentía que se quejaba mucho de su situación a Cameron y se acostumbró a compartir sus sentimientos con la urraca.
El estado de ánimo de Sam mejoró al ver jugar a sus hijos y a Pingüino. Además, Pingüino se unió a la rehabilitación física de Sam.
Al cabo de unos meses, llegó el momento en que Pingüino tenía que abandonar el nido y volver a la libertad, pero no fue fácil. La familia la colocó en un árbol fuera de casa pero regresaba para escapar de otras urracas que querían atacarle. Poco a poco, consiguió dejar el nido por periodos cada vez más largos. Hace más de un año que se fue por última vez.
"Claro que la extraño, pero vino en un momento perfecto y se fue en el momento perfecto," dice Sam.
Aunque la familia estaba triste porque se había ido, Sam había dado grandes pasos en la recuperación. La urraca había estado ahí para ayudarla, al igual que su familia estuvo cuando Pingüino los necesitó.
No importa dónde esté la urraca, siempre será parte de la familia Bloom. Les aportó mucho amor y alegría en momentos difíciles y ahora tienen muchas fotos increíbles para recordar cómo disfrutaban de la vida juntos.
¿Conocías algún caso parecido? ¿Te sorprende la historia? ¡Cuéntanoslo en los comentarios! ¡Compártelo con todos tus amigos para que vean la importancia que puede tener una urraca en la vida de alguien! Fuente: Upworthy Imagen de portada: Instagram / penguinthemagpie