"¡Papá quiero un poni!" Muchos niños han soñado en alguna ocasión con que alguien les regale un caballo. Sin embargo, para la mayoría, este sueño termina siendo eso: un simple sueño que nunca llega a hacerse realidad. Y es que desde luego un caballo exige más cuidados que otras mascotas más convencionales, y por supuesto no todo el mundo sabe cuidar de ellos.
Para Kimberly Lewis, el sueño se hizo realidad. Ya no era una niña desinteresada e inconsciente de la responsabilidad que conlleva hacerse cargo de un animal de este tipo, era una mujer adulta y preparada para asumir el compromiso, a cambio de tener a su soñado caballo.
Su marido decidió regalárselo, acordó que le compraría justo el que ella quisiera. Después de ver algunos caballos, Lewis estaba teniendo dificultades para sentir una conexión especial con alguno de ellos y escogerlo. Pero de repente, mientras volvían a casa, encontró el caballo que estado buscando.
Lejos de la criatura majestuosa que había imaginado inicialmente, se topó con un caballo de un refugio para animales que estaba en unas condiciones deplorables.
El caballo en cuestión estaba en un lamentable y preocupante estado. "Tenía una mirada desgarradora", recuerda Lewis. "Estaba completamente en los huesos, con el cabello enmarañado, y los cascos llenos de maleza".
Fue entonces cuando Lewis se dio cuenta de que ese solo y triste caballo maltratado, era justo el que estaba buscando. Lo único en lo que pensaba era en darle la oportunidad de correr, jugar y disfrutar de la vida, al igual que muchos otros caballos rescatados del mundo.
¡Sigue leyendo para ver cómo Lewis consiguió cambiarle la vida a este caballo! [the_ad_placement id="social-sharing"]
Después de ser incapaz de sentir una conexión especial con cualquiera de los caballos que había ido a conocer, Kimberly Lewis se encontró por casualidad con uno muy diferente.
Se trataba de una yegua que estaba viviendo en un refugio dedicado a cuidar caballos maltratados. Había sido traída ahí después de ser objeto de abusos por su anterior dueño.
El caballo pesaba unas 812 libras, casi la mitad del peso saludable para un caballo de este tamaño. Su pelo estaba totalmente sucio y enmarañado, y sus cascos cubiertos de maleza.
Lo peor de todo, según apunta Lewis, era su mirada. Sus ojos eran oscuros y vacíos, como si hubiera perdido las ganas de seguir viviendo.
Lewis decidió llevársela a casa inmediatamente.
Lewis era consciente de que el caballo estaba demasiado dañado, y que posiblemente nunca llegaría a recuperarse tanto física como emocionalmente para volver a ser montado.
"Todo lo que sabía era que se merecía la oportunidad de ser un caballo" dice ella.
Lewis pagó algo más de 50 dólares y se la llevó a casa en Mayo de 2015, bautizándola con el nombre de Dolly, pues antes de eso, el caballo no había tenido nunca un nombre.
¿Y qué pasó un año después?
¡Dolly está casi irreconocible! Ahora es una yegua preciosa con un peso saludable de unas 1.400 libras, y se cree que tiene alrededor de 4 o 5 años de edad (ya que cuando la adoptaron no sabían la edad exacta del animal).
¡No sólo se ha recuperado físicamente, sino también emocionalmente! "El mayor cambio está en su mirada y su personalidad", dice Lewis.
Además, se ve que Dolly es una yegua bastante juguetona.
Lewis no duda en expresar lo agradecida que está de haber encontrado a Dolly: "Por muy cursi que suene, fue un rescate mutuo. Estoy constantemente aprendiendo de ella, y me ha ayudado a convertirme en una mejor persona".
¡Si crees que todos los caballos merecen tener una vida sana y feliz, no te olvides de compartir la bonita historia de rescate de Dolly con tus amigos!
Fuente: Littlethings / The Dodo