¡Aquí tienes otra prueba de que el tamaño no importa! Lillie, una San Bernardo, es una perra muy grande, pero más grandes son sus miedos. Le tiene miedo a todo lo relacionado con la higiene: que la bañen, sequen y cepillen. Hay una gran cantidad de perros que tienen pánico a los sonidos fuertes, como puede ser el de un secador.
Cada vez que su dueño, Lee Asher, la lleva al veterinario para arreglarle el pelaje, Lillie sufre muchísimo. Asher ha intentado de todo para calmar a su querida perrita, pero nada le ha servido.
Pero un día, Asher tuvo una gran idea. Se quitó la camiseta, se puso a cuatro patas encima de la camilla del veterinario con Lillie, y no dudó en hacer lo que fuera necesario para que su perra dejara de tener miedo.
El asistente que tenía el secador no pudo evitar reírse, pero la verdad es que lo que hizo Asher por su perra sirvió de ayuda para que Lillie estuviera un poco más tranquila. No es lo mismo estar sola ante tus miedos que estar con tu querido dueño que te protegerá de todos los males.
Asher le pidió al asistente que fuese alternando el secado entre él y Lillie, para que ella viese que estaban los dos en igualdad de condiciones. Con amor, abrazos y palabras bonitas, trató de mantener a Lillie lejos de sus miedos.
Pronto se dio cuenta de que todo iba bien. El asistente dijo que nunca había visto a nadie hacer algo así por su perro, sin duda algo admirable.
Echa un vistazo al vídeo y observa lo que hace Asher para que Lillie dejara de preocuparse.
¿Qué te ha parecido este gesto de cariño? ¿Harías algo parecido por tu mascota? ¡Publica tus impresiones en la sección de comentarios! ¡No dudes en compartirlo con todos tus amigos y familiares!