Si estás buscando algo que realmente te ayude a reducir los síntomas y la duración de ese molesto resfriado, existen numerosos estudios sugieren que el zinc puede ser tu mejor aliado.
A medida que se acercan los meses de invierno, las personas suelen recurrir al zumo de naranja con la esperanza de que la vitamina C los ayude a prevenir los resfriados y la gripe. Además de tener síntomas muy similares, tanto la gripe como el resfriado son enfermedades víricas.
Dicho esto, parece que ni el zumo de naranja ni los suplementos de vitamina C pueden hacer mucho contra ninguno de los dos virus. Diversos estudios han encontrado incluso que la vitamina C no ayuda a prevenir o tratar el resfriado común, y las investigaciones realizadas sobre la acción de la vitamina C contra la gripe no han sido concluyentes.
Pero tranquilidad no todo está perdido. En lugar de la vitamina C, la ciencia punta a otro suplemento que sí podría sernos de ayuda cuando estamos acatarrados, el zinc.
Una recopilación de 2013 en la que se revisó 29 ensayos que involucraron a más de 11.300 personas encontró que no existe ningún efecto consistente de la vitamina C que reduzca la duración o la gravedad de los resfriados.
Por otro lado, una suplementación excesiva de vitamina C, del orden de 2.000 miligramos o más, puede producir daños importantes en el organismo como aumentar el riesgo de que desarrollar cálculos renales.
A diferencia de la vitamina C, el zinc sí que puede ser un suplemento que valga la pena contra el resfriado. Este mineral parece interferir en la replicación de los rinovirus, los virus que causan el resfriado común.
Durante un estudio de 2011 en el que se monitoreó a un grupo de personas que había enfermado recientemente, los investigadores observaron que aquellos que tomaron zinc experimentaron resfriados más cortos y síntomas menos severos que aquellos que fueron suplementados con un placebo.
El zinc es un oligoelemento del que dependen las células de nuestro sistema inmune para que puedan funcionar adecuadamente. No obtener suficiente zinc (los investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard recomiendan 15-25 mg de zinc al día) puede afectar el funcionamiento de nuestras células T y otras células inmunes.
Pero también es importante no ingerir demasiado, pues un exceso puede interferir con el funcionamiento del sistema inmune y tener el efecto contrario.
Entonces, en lugar de tomar zumos cargados de vitamina C, céntrate en introducir suficiente zinc en tu dieta. Los garbanzos, los frijoles, los champiñones, las ostras y el pollo son unas estupendas fuentes de zinc.
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