Una investigación publicada en la revista Neurology descubrió que las mujeres de mediana edad con una buena forma física son un 88% menos propensas a desarrollar enfermedades neurodegenerativas en comparación a sus pares menos preparadas físicamentes. Además, aquellas que lo hicieron, la desarrollaron mucho más tarde.
"Estos hallazgos son emocionantes porque es posible que la mejora de la capacidad cardiovascular de las personas de mediana edad pueda retrasar o incluso evitar que desarrollen demencia", decía en un comunicado la autora del estudio, Helena Hörder, de la Universidad de Gotemburgo, Suecia.
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Este es uno de los mayores estudios de este tipo realizado hasta la fecha. Se inició en 1968, cuando los investigadores midieron la capacidad cardiovascular máxima de 191 mujeres con una edad media de 50 años. A las participantes se les pidió que se ejercitasen en una bicicleta hasta que quedasen agotadas.
De todas ellas, 40 mujeres produjeron 120 vatios o más de energía, situándolas en el rango de atletas de alto nivel. Otras 92 tenían una condición física de nivel medio (81 a 120 vatios) y 59 mostraron una aptitud física baja (80 vatios o menos).
Las voluntarias se sometieron a pruebas de demencia en 6 ocasiones en los años 44 sucesivos. De entre todas las participantes, un 23% desarrolló la enfermedad. Sin embargo, curiosamente, las probabilidades de diagnóstico variaron ampliamente según el nivel de condición física que mostraron.
Si bien cerca de la mitad (45%) de todas las que no terminaron la prueba desarrollaron demencia, solo el 5% de las mujeres con una excelente aptitud física fueron diagnosticadas con la enfermedad. Por otra parte, un 32% de las que mostraron baja aptitud física y un 25% de las de aptitud física media desarrollaron demencia durante ese tiempo.
Pero eso no es todo. Las dos mujeres súper atletas que desarrollaron demencia lo hicieron a una media de 11 años más tarde que las que tenían una forma física moderada.
"Esto indica que durante la mediana edad podrían estar ocurriendo procesos cardiovasculares negativos que podrían aumentar el riesgo de sufrir demencia en el futuro", agregaba Hörder.
Lamentablemente, el estudio tuvo ciertas limitaciones, como su pequeño número de participantes y el hecho de que todos los voluntarios eran mujeres de Suecia.
Como señalan los investigadores, la condición física de las mujeres solo se midió una vez, por lo que no es posible saber si mantuvieron o mejoraron su aptitud física después de 1968, hecho que podría afectar a los resultados.
Sin embargo, el ensayo parece respaldar otros estudios anteriores que relacionan la actividad física con un riesgo significativamente menor de desarrollar demencia.
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