Esta curiosa historia empezó cuando Noah Bloom se encontró una urraca herida que parecía haberse caído del nido que había en un árbol cercano. Ante la imposibilidad del pájaro para volar y de no poder subirlo al nido decidió que se la llevaría a casa y la cuidaría él mismo.
Cuando Noah la examinó mejor, descubrió que tenía un ala completamente rota y que apenas podía sostener su propia cabeza.
La llevó a casa donde consultó con su madre la posibilidad de quedársela mientras la ayudaban a curarse. Su madre le ayudó a envolver a la urraca en una manta y mantenerla calentita todo el tiempo.
Fueron también al veterinario para que la examinara y les explicó que tenían que alimentarla cada dos horas debido a que aún era una cría, por lo que poco a poco la familia empezó a crear vínculos con la urraca.
Fue creciendo cada día un poco más y su característico plumaje blanco y negro era cada día más visible. Fue debido al peculiar plumaje por el que decidieron llamarla 'Pingüino'.
Uno de los motivos por los que su madre aceptó la idea de cuidar a la urraca era porque ella misma se sentía identificada ya que unos meses antes se había caído del tejado y había sufrido una grave lesión en la espalda que le impide moverse sin tener que utilizar una silla de ruedas.
Toda la familia ha aceptado a Pingüino con gran felicidad ya que todos ven a Sam reflejada en el pájaro.
La urraca se fue recuperando cada día y su ala sanó completamente lo que permitió que empezara a volar de vez en cuando. La familia decidió que era hora de que pasara más tiempo en el exterior ya que era su hábitat natural.
Un día la urraca echó a volar y ante la atenta mirada de la familia se marchó para no volver.
A pesar de que toda la familia echa de menos la presencia de Pingüino por la casa todos afirman que su relación y núcleo familiar se encuentra mejor que nunca al ver cómo el pájaro ha superado todos sus miedos y volvió a tener una vida normal, ¡justo lo que todos quieren para Sam!
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