Esta es la historia de Duke, un perro adorable al que sus dueños no querían porque supuestamente tenía una grave enfermedad.
A Duke le ataron a un remolque oxidado y averiado que estaba en las afueras de la ciudad. Le dejaron solo, sin comida y sin agua. El único alimento que pudo llegar a recibir fue el que los transeúntes que pasaban por ahí le dejaban.
Tuvieron al pobre perro ahí atado durante 10 días. Pasaba mucho frío, estaba hambriento y los bichos comenzaban a destrozarle el cuerpo.
Pero ya no solo eso, además tenía las patas rotas por palizas que había recibido en el pasado.
Dada su condición, parecía que Duke estaba destinado a morir, encadenado y completamente solo. Pero una mujer que vivía cerca vio al perro y no dudó ni un momento en sacarlo de ese infierno.
Enseguida llamó al centro de rescate de perros Rudozem. Cuando llegaron, encontraron a Duke temblando, aterrorizado y cubierto de moscas. Pero aún así agradeció los mimos de Rowles, uno de los miembros del centro de rescate.
Rowles decidió llevarse a Duke casa con él para presentárselo a su esposa y para que tuviese relación con sus otros animales domésticos.
No tenía ninguna enfermedad perceptible, pero sin duda mostró signos de trauma. Los rayos X revelaron la rotura de sus patas.
En el centro le pusieron férulas en las patas para intentar que algunos de sus ligamentos se recuperasen.
Poco a poco Duke comenzó a andar de nuevo, se fue recuperando y cogiendo fuerzas.
Después de meses de cirugías y saneamiento de las heridas, Duke finalmente ha logrado caminar sobre sus cuatro patas y se ha recuperado completamente de sus heridas.
Sorprendentemente, la semana pasada pasó algo totalmente inesperado para todos. Alguien llamó para adoptar a Duke.
Después de tanta lucha y tanta tortura, Duke está con una familia que le llena de amor y se ve al fin que es un perro feliz.
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