La mayoría de las personas consideran que las cosquillas son inofensivas y provocan risas. Ese es el problema que tienen. Que generan las mismas reacciones fisiológicas que el humor, la risa, la piel de gallina pero esto no significa que no nos hagan sufrir, y a veces en gran medida.
En el New York Times, el biólogo evolutivo Richard Alexander explica, "la risa que provocan las cosquillas no es el fenómeno feliz que muchos han asumido que es. Un niño puede transformar esas risas en lágrimas si son excesivas, no es una sensación placentera, solo lo parece externamente."
Históricamente, muchas culturas aprovecharon la capacidad del dolor de las cosquillas. Por ejemplo, durante la dinastía Han, las cosquillas eran una tortura para la nobleza, ya que causaba sufrimiento pero no dejaba marcas.
Pero hoy en día, parece que de alguna manera nos hemos engañado a nosotros mismos pensando que las cosquillas no tienen un lado oscuro. Pero no es así, las cosquillas pueden llegar a ser traumáticas.
No sabemos si los padres ignoran las súplicas de sus hijos para que paren porque están realmente engañados por la risa de los niños o porque están intencionadamente engañados. Parece que nos hemos acostumbrado a utilizar las cosquillas como si fuera un botón mágico que cambia el estado de ánimo de nuestros hijos a mejor.
Sin embargo es muy importante que paremos cuando los niños nos lo piden, ya lo hagan de manera explícita o a través de lenguaje corporal, porque esto les ayuda a aprender que el cuerpo es suyo y tienen derecho a decidir sobre él. Esto les servirá en un futuro.
"Si los niños se acostumbran desde el principio a que su mundo sea respetado, no tendrán problemas para reconocer las faltas de respeto en un futuro," dice la psicóloga Alice Miller.
¿Quiere esto decir que nunca hay que hacerle cosquillas a los niños? ¡Por supuesto que no! Hay niños a los que les encanta. Pero tenemos que hacerlo con responsabilidad. Estas son las instrucciones a seguir:
- Si un niño es demasiado pequeño para hablar, no le hagas cosquillas. Es mejor prevenir que curar.
- Antes de hacer cosquillas, pregúntale. A pesar de quitar el factor sorpresa, puede ser más divertido para él.
- Si te piden que pares, o te hacen un gesto para que lo hagas porque se están riendo tanto que no pueden hablar, hazles caso y para.
Como a los adultos, a los niños también les gusta que se les consulte lo que les gusta y lo que no. ¡Respétalos!
¿Sabías que las cosquillas podían llegar a ser dolorosas y traumáticas? ¡Comparte esta importante información con tu familia y amigos! Imagen de portada: María Pérez para Rolloid Fuente: huffingtonpost