Kristy Green vive en Gran Bretaña y tiene un hijo de 14 meses llamado Brandon. Un día fue a comprar con él a un supermercado. Todo iba perfecto, habían terminado de comprar y caminaban hacia el coche. Kristy puso al pequeño en la silla del coche y después colocó la compra en el maletero, con la mala suerte de que lo cerró con las llaves dentro.
Fue a abrir la puerta para acceder al maletero desde dentro y recuperar la llave, pero justo en ese momento el pequeño Brandon decidió cerrar las puertas del coche como algo divertido.
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"Al principio, tuve miedo, no sabía cómo iba a sacarlo, pero por suerte otras personas vinieron a ayudarme y una empleada del supermercado llamó por teléfono a emergencias," cuenta ella.
Llamaron corriendo a los bomberos para pedir ayuda y un grupo acudió al rescate de Brandon. No era un día caluroso ni soleado, por lo que la madre confió en que todo saldría bien.
Comenzaron con pequeñas herramientas de mano para intentar abrir la puerta y sacar al niño. La situación se puso más tensa cuando el pequeño cogió una moneda y se la puso en la boca. La madre se aterrorizó pensando que el pequeño Brandon se podía ahogar con la moneda.
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Finalmente, los bomberos decidieron romper la ventana y lo liberaron. El pequeño Brandon estaba encantado, sentado en el asiento del conductor, riéndose todo el tiempo. Fue muy gracioso para todos, menos para su madre.
Brandon estaba sano y salvo. Kristy definió a los bomberos de la comunidad de Bude, dirigidos por Matthew Wonnacott, como increíbles y pidió que les diesen un reconocimiento por haber rescatado a su hijo.
"Intentaban mantener a Brandon entretenido y le hacían reír," cuenta Kristy.
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Los miembros del equipo de rescate confirmaron que Brandon fue liberado del coche rápidamente y se lo entregaron a su madre ileso.