Cuando hablamos de póker seguramente nos estamos refiriendo a uno de los juegos más legendarios y enigmáticos que puedan existir.
Aunque en demasiadas ocasiones el cine ha llevado su leyenda al extremo en este deporte mental en el que la estrategia y las matemáticas le disputan el papel principal a la agudeza psicológica, lo cierto es que siempre ha estado rodeado de mitos y anécdotas que lo hacen realmente especial.
5 Anécdotas fascinantes del mundo del Póker
Chris Moneymaker desencadena el boom del póker
Imposible mencionar momentos históricos sin comenzar con este suceso que cambió el rumbo del póker.
En 2003, un contable de Tennessee aficionado al póker desafió todas las leyes de la lógica enfrentándose en las Series Mundiales a los mejores profesionales del planeta de este mítico juego de naipes. Chris Moneymaker (su apellido “fabricante de dinero” ya hacía presagiar algo grande) logró un pase gratuito para disputar este famoso evento que se celebra en Las Vegas al anotarse el triunfo en un torneo online de PokerStars de tan solo 39 dólares.
Esto sucedía en una época en que las Series Mundiales estaban prácticamente reservadas a las leyendas de este juego y en las que los amateurs ni tan siquiera tenían cabida entre sus aspirantes, pero Moneymaker demostró al mundo entero que a veces los sueños se cumplen.
Con las cámaras de televisión como protagonistas por vez primera en el torneo y ante la mirada incrédula de los espectadores, el desconocido jugador fue batiendo uno a uno a todos sus rivales de renombre internacional hasta proclamarse campeón y llevarse un premio de 2,5 millones de dólares.
Este insólito suceso revolucionó el mundo del póker disparando su popularidad y haciendo que miles y miles de personas trataran de imitar su hazaña en lo que desde entonces se dio a conocer como el ‘efecto Moneymaker’.
La mano del muerto
Como sucede en multitud de deportes, el juego siempre te puede hacer llegar una de esas situaciones que, siendo a priori ventajosas, dan mal fario. Esto se achaca en el póker a una mano de cartas en concreto, la doble pareja de ases y ochos.
Desde aquel 2 de agosto de 1876 en que, durante una partida de póker, el famoso Wild Bill Hitchcock fuera abatido por Jack McCall con un disparo por la espalda y cayese al suelo sin soltar dichas dobles parejas, esta jugada se conoce como “la mano del muerto”.
Doyle Brunson y su 10-2
A sus 87 años Doyle Brunson es leyenda viva del póker. En su dilatada carrera acumula multitud de títulos de primer orden, es miembro del Salón de la Fama del Póker y ha publicado algunos de los libros más influyentes sobre este juego. A diferencia con la anécdota anterior, a su nombre se le asocia una mano que ha sido su gran talismán.
En la modalidad de Texas Hold’em (la más popular en el póker) cada jugador parte con dos naipes en la mano y a buen seguro que un diez y un dos no son a priori muy prometedores. Pues bien, curiosamente con esa modesta mano el bueno de Doyle logró ganar dos veces consecutivas la final de las Series Mundiales de Póker, en 1976 y 1977. Desde entonces, cuando un jugador tiene esa mano de cartas, se dice que ‘lleva un Doyle Brunson’.
Foto: PokerNews
Doyle Brunson
El peor jugador del mundo
En ocasiones hemos visto a deportistas propensos al fracaso y el póker no es una excepción. El español Julito Población ostenta el dudoso honor de haber sido reconocido por la US Poker Federation como el peor jugador de póker del mundo durante tres años seguidos tras batir el récord mundial de partidas consecutivas perdiendo.
Doyle Brunson y Bill Gates
Es bien sabido que el magnate de Microsoft es un gran apasionado al póker, y en estos ambientes circula desde siempre una historia que no ha podido ser jamás confirmada, pero aseguran que es cierta.
Se cuenta que en una ocasión Bill Gates se encontraba jugando al póker en el Casino Mirage de Las Vegas cuando vio entrar a Doyle Brunson en el establecimiento para dirigirse a una mesa de póker de límites altos, es decir, de esas a las que solo se sientan los grandes profesionales o los multimillonarios que no temen ser desplumados.
Como admirador de la leyenda del póker, Gates le pidió a uno de sus asistentes que corriera a comprar un libro de Doyle y recurriera al director de sala del casino para conseguir que el jugador le estampase su firma. Una vez que éste consiguió llegar hasta él y le explicó los deseos de su jefe, Doyle se negó a aceptar, aludiendo que “un personaje que gana tantos millones y no se atreve a sentarse en una mesa para apostar con jugadores de verdad, no merece mi firma en el libro”.