Los servicios de lavandería se han convertido en una sorprendente fuente de contaminación por plástico. Cada vez que se lava ropa sintética, como los forros polares, la ropa deportiva, etc., minúsculas fibras de plástico se liberan en el agua de lavado. Estas fibras son conocidas como microplásticos, ya que dichos fragmentos son pequeños gránulos de plástico que tienen menos de 1 milímetro de grosor.
Esto significa que son casi imposibles de filtrar en las plantas de aguas residuales y por lo tanto, la mayoría terminan en el océano, en detrimento de la vida marina, y en última instancia, de los seres humanos que habitan en su interior, por lo que incluso los alimentos que consumimos llegan a estar contaminados por estas microfibras de plástico.
Chelsea Rochman, científico jefe de la Universidad de California explica:
"Estas fibras pueden quedar atrapadas en el tracto digestivo o en el estómago. Pueden causar que el animal muera de hambre o deje de comer... Así que podría decirse que una gran cuerda para una ballena es algo parecido a una microfibra para el plácton."
Cuando el programa Regional de Calidad del Agua en San Francisco analizó ocho plantas de aguas residuales el año pasado, encontraron que el 80% de los microplásticos y otras partículas microscópicas eran fibras.
Es evidente que las fibras son un problema mucho más grande de lo que sabemos, y sin embargo, a penas se le presta atención.
The Guardian lo ha calificado como "el mayor problema ambiental del que nunca se ha oído hablar", y cuenta la historia de la marca ecologista Browne, cuya investigación pionera en este campo ha sido en gran parte ignorada por los principales mayoristas de ropa, cuyos estantes están llenos de tejidos sintéticos.
Ahora, un proyecto de investigación llevado a cabo por Patagonia, ha encontrado que las prendas de lana que se lavan en máquinas de carga superior pierden cinco veces más fibras que las de carga frontal; que las prendas más viejas desprenden más que las nuevas; y que las instalaciones de aguas residuales sólo filtran entre el 65% y el 92% de las microfibras. Además no hubo ningún tipo de diferencia entre los poliésteres reciclados y los vírgenes.
El estudio ha concluido que se necesita más investigación para comprender el grado en el que las microfibras dañan el ecosistema del océano.
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No tejidos sintéticos es el paso más obvio a dar, pero la eliminación por completo de la ropa sintética del armario de la sociedad actual es prácticamente imposible, ya que por ejemplo no podríamos usar ropa deportiva. ¡Opta por las fibras naturales siempre que sea posible!
No comprar más de lo necesario y utilizarlo hasta el final de su ciclo de vida, así como invertir en una lavadora de carga frontal, son otras de las medidas útiles que se puede llevar a cabo. Además de lavar lo menos posible, especialmente las prendas sintéticas.
Estamos frente a un problema ambiental mucho más grave de lo que podamos imaginar... ¡Compártelo con tus familiares y amigos para que ellos también tomen medidas! Imagen de portada: Pixabay Fuente: Tree Hugger
