Como amante de los animales desde siempre, no soporto ver animales abandonados, maltratados y malheridos. Aprecio la vida de los animales tanto como la de las personas y afortunadamente hay muchas personas que piensan igual y que trabajan para ello.
Entre ellos está The Humane Society International, una organización de rescate de animales que intervino para salvar la vida de un mastín muy dulce llamado Waldo.
La vida de Waldo no tuvo un comienzo muy feliz. Waldo nació y vivió en una granja de carne de perro en Yulin, Corea del Sur, donde era maltratado al igual que muchos perros. Su futuro más cercano era seguir en la granja y acabar, con el tiempo, siendo descuartizado y convertido en trozos de carne que después se comerían los habitantes de la ciudad.
Cuando los equipos de rescate liberaron a Waldo en abril de 2016, se encontraba en muy mal estado.
El pobre mastín era solo piel y hueso, se le podía ver todas las costillas a través de la piel. Tenía heridas en las piernas y un ojo gravemente infectado. Además se le veía muy triste y deprimido.
En estas imágenes, Waldo aparece encorvado y contraído. Se le ve aterrado, con la cola entre las piernas, una señal clara de infelicidad canina.
Tan sólo tres meses después, Waldo parece un perro completamente distinto.
Ya se ha olvidado de esa postura encorvada, no tiene heridas y su ojo está perfectamente. Ahora anda con mucha seguridad y se le ve muy feliz.
Todavía está algo delgado para ser un mastín, pero ha recuperado mucho peso y está mucho más fuerte.
Hace mucho ejercicio al aire libre, salta y brinca junto a su amigo caballo en su casa de acogida y está comiendo muy bien. Se lleva genial con su nueva familia, es muy querido y muy cariñoso.
Además siempre tiene tiempo para juguetear y hacer el tonto con esas posturas extravagantes que solo los perros saben hacer.
Su familia y él viven felices en la granja de Virginia, donde ha tenido la oportunidad de conocer a un montón de amigos nuevos. Hoy en día Waldo no podría ser más feliz.
Es una preciosa historia que ha conseguido sacarme unas cuantas lágrimas y que tenía que compartir contigo. No hay animal que se merezca tanto sufrimiento como el que tuvo que pasar Waldo.