Cualquier actividad que requiera una fuerza excesiva puede terminar causándole lesiones al bebé. Lanzar a un bebé al aire conlleva varios riesgos. Si aún deseas jugar con tu bebé de esta forma, es mucho más seguro si lo lanzas suavemente que si lo tiras muy alto.

También debes asegurarte que tu bebé esté desarrollado físicamente lo necesario para evitar lesiones involuntarias.

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El control de la cabeza generalmente se adquiere alrededor de los 4 meses. Por ello, lo más seguro es esperar a que el bebé tenga al menos 6 meses si quieres jugar de esta forma con él. A los 6 meses, los músculos de su cuello ya se han fortalecido.

Lanzarlo antes de esta edad podría dar lugar a tensión en el cuello de un bebé que no es capaz de soportar adecuadamente su cabeza.

2- Síndrome del bebé sacudido.

Según el Centro Nacional del Síndrome del bebé sacudido, actividades tales como lanzar a un niño al aire, correr con un niño en una mochila, balancear a un niño en un columpio para bebés o balancear al niño en la rodilla de un adulto, pueden producir lesiones en huesos, en cerebros y en los ojos.

El síndrome del bebé sacudido surge cuando el niño sacude violentamente la cabeza dando latigazos varias veces, haciendo daño en los huesos, el cerebro o los ojos.

3- Caerse al suelo.

Al lanzar a un niño al aire, pierdes el control. Puede que no seas capaz de cogerlo y podría caer al suelo. Una caída puede dar lugar a fracturas de cráneo o hematomas epidurales (sangrado entre la parte interna del cráneo y la piel dura que rodea el cerebro). Además si el niño se cae en una superficie extremadamente dura, las lesiones sufridas podrían ser más severas.

4- Seguridad al jugar.

Es mejor sujetar la cabeza y el cuello del niño mientras juegas con él. Jugar empujando la cabeza de su pequeño bebé contra su cuello puede dar lugar a tensión en el cuello. Subir al niño al aire sin dejarlo ir (manteniéndolo sujeto) es una opción más segura que lanzarlo o tirarlo.

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• Retraso mental.
• Pérdida o disminución de la audición.
• Ceguera.
• Ataques epilepticos.
• Lesiones en la médula espinal.
• Convulsiones.
• Parálisis.
• Parálisis cerebral.
• Muerte.
• Incapacidad para hablar o aprender.
• Trastornos motores.

Si juegas con él y notas los siguientes síntomas, ve corriendo al pediatra:

• Rigidez.
• Convulsiones.
• Vómito.
• Temblores.
• Pérdida del apetito.
• Piel pálida o azulada.

Y tú, ¿juegas así con tu hijo? Esperamos que a partir de ahora seas más prudente. ¡No olvides compartir con tus amigos y familiares! Fuente: Livestrong