En las selvas de África, los felinos grandes como los leones son los reyes de la selva. Su aguda visión, su excelente oído y las poderosas garras los convierten en cazadores supremos capaces de atrapar a casi cualquier presa que se cruce en sus caminos.
Su primo lejano el gato doméstico es también un excelente cazador. Mientras que la caza de ratones y pequeños mamíferos no es tan impresionante como cazar un antílope, sigue siendo bastante respetable.
Lamentablemente, no todos los gatos tienen ese don de la caza. Mientras que a algunos puede que no se les de del todo mal, hay otros que son patéticos. Un ejemplo de ello es el protagonista de la historia de hoy, un gato llamado Marian, al que las cosas le salieron bastante mal cuando intentó ir de caza.
Nathan y su familia disfrutaban del sol en la terraza cuando notaron que su gato Marian hacía un ruido extraño.
¡Miraron hacia abajo y vieron algo colgando de su nariz!
Marian estaba claramente incómoda, pero no quería que ninguno de sus humanos interfiriera con la situación que tenía lugar dentro de sus fosas nasales.
¡Miraron más cerca y se dieron cuenta de que Marian tenía una pequeña serpiente que estaba alojada en sus fosas nasales! No podían creerlo.
Marian hizo todo lo posible para tratar de desalojar a la serpiente, pero simplemente lamerse la nariz no iba a ser suficiente para conseguirlo.
Marian parecía que iba a rendirse, pero su familia sabía que tenía que sacar a esa serpiente de su nariz. La pregunta era, ¿cómo se había metido ahí dentro?
Lo mejor que podían imaginarse era que Marian se había comido esa serpiente después de cogerla durante una de sus sesiones de caza. Sólo que no masticaba exactamente antes de tragar...
Una vez que sacaron la serpiente de la nariz de Marian, toda la familia se quedó atónita al ver su tamaño y el tiempo que estuvo en su nariz, ¡no era una tan pequeña después de todo!
