La azafata alemana Olivia Sievers conoció a Rubio, un perro callejero, en Buenos Aires, durante uno de sus frecuentes vuelos a Argentina hace unos 6 meses. Sievers mostró afecto hacia el pobre perro y le dio algo de comida, y eso fue todo. Sin embargo, el perro no podía soportar la idea de no volver a ver de nuevo a Sievers, por lo que comenzó a esperarla en la puerta de su hotel cada vez que llegaba a Buenos Aires.
"Traté de cambiar mi ruta, ya que no quería que me siguiese hasta el hotel, pero no era posible ya que siempre me seguía, así que probé a esperar una hora, pero siempre me vigilada y me seguía", dijo Sievers. Sievers incluso encontró un hogar para Rubio en Buenos Aires, pero se escapó y regresó al hotel para esperarla. En ese momento Sievers se enamoró de él también, por lo que decidió adoptarlo y llevarlo a Alemania. Ahora Rubio no es un perro callejero, está muy feliz en su nuevo hogar con otros 2 perros y Sievers, su alma gemela. La espera ha terminado.