Existen numerosos perros abandonados por las calles de cualquier ciudad del mundo que hacen que se nos rompa el corazón. El simple hecho de pensar en un pequeño animal solo y desvalido, expuesto a las inclemencias meteorológicas y al hambre, pero si además tiene problemas de salud... no podemos esperar algo peor.
La historia que te traemos hoy empezó precisamente así: con un pequeño perro solitario abandonado. Por suerte, su camino estaba a punto de cruzarse con una persona que haría que su vida cambiara por completo.
A continuación puedes leer la historia completa de Boby, el perro milagro.
Un persona iba caminando por las calles de México en Febrero de 2015 cuando descubrió a este perro dando tumbos de un lado a otro, sin rastro de collares o indicios de tener dueño. El perro tenía numerosos bultos por todo su cuerpo, además de estar famélico. Sin pensarlo dos veces, lo recogió de la calle e intentó salvarlo.
Facebook / Sharons Dennis
Se lo llevó inmediatamente a Dalia Gámez, una mujer conocida en la zona por ser una activista por los derechos de los animales. Nada más verlo, Dalia sabía que tenía que hacer algo así que se lo quedó y lo llamó Boby.
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Lo llevó al veterinario ya que los bultos que cubrían su cuerpo parecían realmente preocupantes. El veterinario determinó que el perro debía tener unos 2 años y que los bultos que tenían por toda la piel eran un cáncer maligno.
Le recetaron quimioterapia pero tanto los veterinarios como Dalia estaban preocupados ya que quizás el tratamiento fuera demasiado agresivo para su cuerpo frágil y débil. El tratamiento constaba de 1 sesiones de quimioterapia a la semana durante dos meses.
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Durante el tratamiento nadie parecía tener claro que Boby fuera a sobrevivir pero Dalia hacía todo lo posible para mantener al perro a gusto todos los días.
Dalia, conocida en muchas redes por su trabajo como activista, no dudó en compartir la historia de Boby, y recibió mucho apoyo de la gente.
Probablemente, además del tratamiento, fue el propio amor y cuidado de Dalia lo que finalmente ayudó a Boby a curarse definitivamente. Después del tratamiento era un perro completamente nuevo.
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Sus bultos desaparecieron y su pelo empezó a crecer de nuevo sobre las cicatrices, y parecía que nunca los había tenido. Además, consiguió recuperar el peso de un perro normal de su edad, había cambiado tanto que casi nadie era capaz de reconocerlo.
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Ahora se pasa el día jugando y saltando de un lado a otro, como cualquier otro perro de dos años debería hacer. Dalia no dudó en compartir la historia al completo; lo que ha hecho que Boby se haya convertido en un pequeño héroe local y mucha gente que vive cerca va a visitarlo a menudo.
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Fue entonces cuando Dalia decidió que era hora de que Boby encontrara un hogar mejor, ella ya había hecho su trabajo, le había dado amor y ahora era un perro feliz y sano que necesitaba una familia para el resto de su vida. Gracias a su fama esto no tardó en ocurrir y aunque Dalia no pudo contener las lágrimas cuando se marchó, sabía que lo dejaba en buenas manos.
