A veces, todos realmente necesitamos un abrazo. Ni siquiera tenemos que estar en tan mal estado de ánimo, pero no hay nada en el mundo como la abrumadora necesidad de mimos y la calidez que nos puede llegar a dar un par reconfortante de brazos abiertos.
Este pollito descubrió esta maravillosa sensación desde el principio, y no va a aceptar un no por respuesta cuando quiere un abrazo. El pollito da chirridos y chirridos hasta que finalmente la duela cede a sus adorables abrazos. Una vez que por fin se acurrucó en su mano, el pollito se calma. Es muy parecido a un bebé humano, solamente un poco más pequeño (y esponjoso).
Sin duda este pollito es muy listo, y claro, una vez ha descubierto el calor y confort de la mano de su dueño, no para hasta volver a conseguirlo.