El cumpleaños de un niño es algo que se supone que debe ser un acontecimiento feliz. La tarta, los regalos y los globos son cosas que les hace muy felices.
Pero por desgracia, a Jaina McGloghlon, una niña de tan solo 8 años de edad, uno de estos elementos le acortó drásticamente la vida... Este fue el sufrimiento de un padre por su hija en el día de su cumpleaños
rel="nofollow noopener noreferrer">Facebook
Tras celebrar su fiesta de cumpleaños en casa, Jaina estaba agotada y su padre la ayudó a meterse en la cama. Varias horas más tarde, su padre volvió a la habitación de su hija para darle un beso de buenas noches antes de acostarse él.
Pensando que su hija estaba dormida profundamente, el padre le colocó el edredón bien y, fue entonces cuando se quedó con el corazón en un puño.
La abuela de Jaina contó con sus propias palabras lo que ocurrió aquella noche:
"Mi hijo fue ayer a ver cómo estaba y se dio cuenta que a la niña le sobresalía un pie por fuera del edredón. Retiró el edredón y se encontró el globo alrededor de su cuello. Enseguida la puso en el suelo y le cortó el globo, empezó a hacerle el RCP y llamó a urgencias." Jaina estaba inconsciente y no reaccionaba, pero su padre no perdió la esperanza.
Viktor Buzuyevskiy / Shutterstock
Los médicos de urgencias llegaron a los pocos minutos e intentaron reanimar a la niña durante más de una hora, sin éxito. Determinaron que Jaina murió de asfixia accidental, y su familia quedó completamente devastada.
faithtap
Su familia y los oficiales de policía creen que Jaina estaba tratando de succionar el helio del globo, cuando se quedó enganchada con la cuerda.
faithtap
Este hecho, aunque pueda resultar inesperado, ocurre más a menudo de lo que los padres se puedan imaginar. Según la Comisión de Seguridad de Productos al Consumidor, los globos son los productos infantiles que causa la mayor parte de los casos de asfixia.
La familia de Jaina cuenta su historia para poder evitar así que vuelvan a producirse fiestas de cumpleaños con un final tan trágico como este.
faithtap
A veces, las pequeñas cosas son las que nos hacen más felices, pero también nos pueden arruinar la vida. Nadie debería perder a un hijo, y mucho menos de una forma tan horrible.