Pensar que cualquier animal esté en cautiverio es muy triste. Y si esos animales también están siendo torturados, la necesidad de liberarlos es aún más urgente.
A un oso pardo lo han tenido durante años en un "chaleco de la tortura" en una granja de producción de bilis en China enfrentándose a una existencia sombría. Afortunadamente, los equipos de rescate llegaron en su ayuda, y fueron testigos de cómo son las condiciones de vida de la terrible industria de la bilis de Asia para los animales.
Durante años, un oso pardo llamado César sufrió una existencia miserable en una granja de bilis en China. Atrapado en un chaleco destinado a extraer el fluido constante de su vesícula biliar, este oso estaba sufriendo dolor cada instante de su vida. La bilis se utiliza comúnmente en la medicina tradicional china, y el chaleco atado al oso era en una jaula de metal que estaba alrededor de su abdomen, una sonda de látex extraía la bilis fuera de su cuerpo, y había una caja para recoger la bilis. Afortunadamente, César fue salvado por una organización conocida como Animals Asia. Un representante de la organización dijo que la situación de César era la peor forma imaginable de tortura. La historia de César no es una historia común; la mayoría de los osos de granja de bilis no escapan de la tortura. Si no hubiera sido rescatado, César habría tenido que pasar el resto de sus días con ese dispositivo tortuoso atado a su pecho. Ahora que ha sido rescatado, César tiene un aspecto completamente diferente. Está sano, feliz, su pelaje es brillante, y su actitud ha cambiado por completo. Sus cicatrices físicas, finalmente, han disminuido hasta el punto de que César ya no se ve como un animal que sufrió en cautiverio. En estos días, César disfruta de la natación al sol y descansando en los jardines del recinto de Animals Asia. Ver jugar a estos animales a pesar de haber sidos sacados de su hábitat natural es un hermoso espectáculo para la vista. La historia de César tiene un final feliz, pero también es un recordatorio firme de cómo muchos otros animales están sufriendo a causa de la industria de bilis en Asia. Se estima que hay 10.000 osos que viven en cautividad en China. El tipo de chaleco al que César se vio obligado a llevar mientras que estaba cautivo ya ha sido declarado ilegal, pero esto no quiere decir que no haya animales todavía con ellos. Es probable que los chalecos se sigan utilizando para su propósito original. Por suerte, el tiempo de sufrimiento de César es sólo un recuerdo, y ahora es capaz de recorrer los jardines sin preocuparse.
Para ayudar a garantizar la seguridad de otros osos al igual que César, puedes hacer una donación a Animals Asia.
¡Comparte esta fascinante historia para concienciar a tus amigos del maltrato animal! Fuente: boredomtherapy