Todos sabemos lo difícil que puede resultar tener un bebé en casa, y que por mucho cuidado que tengamos, parece que siempre encuentran algo que no nos hayamos dado cuenta y que puede ser peligroso para ellos. Y es que los niños, por muy buenos que sean, son curiosos, lo tocan todo, exploran el mundo que les rodea y si esto no fuera suficiente, además les encanta llevárselo todo a la boca.
Es muy típico oír historias de niños que jugando con alguna piedra, un caramelo, una moneda, etc. se lo han metido en la nariz o en la boca y han pasado un mal rato. Pero, por suerte en la mayor parte de los casos se queda en eso, un mal rato.
Sin embargo, el caso de este pequeño fue más allá, y casi muere por ello. Por eso su madre ahora está haciendo campaña para que lo que le ocurrió a su hijo no vuelva a pasar. Karla Rauch es una orgullosa madre de dos pequeños y revoltosos niños, Ethan, de 7 años, y Emmet, de 5.
Pero hace tan sólo cuatro años, Karla y su marido Michael estuvieron a punto de perder a Emmet, cuando éste, con tan sólo un año de edad, se tragó una pila de botón de litio.
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La pila, del tipo de la que podemos ver en la imagen, se salió del mando a distancia del reproductor de DVD.
Y con ella empezó una terrible cadena de sucesos...
Emmet, que acababa de cumplir su primer año de edad, encontró la pila y se la tragó. Sus padres no se dieron cuenta en el momento, pero si al poco rato cuando el pequeño empezó a estar apático, decaído y empezó a subirle la fiebre.
Cuando llegaron al hospital les dijeron que Emmet solo tenía un resfriado, y que se recuperaría pronto.
Pero al día siguiente, el niño empezó a toser sangre, y el médico pensó que trataba de un simple caso de anginas, pero siguiendo sus instintos, lo mandaron de inmediato a urgencias.
Allí, el equipo de urgencias encontró la pila en una radiografía, y se dieron cuenta que el ácido del objeto le había dañado de forma drástica el esófago y el tracto digestivo.
Afortunadamente, Emmet está hecho todo un luchador y de alguna forma, y a pesar de la gravedad de sus heridas ha salido adelante, y ha superado con éxito 65 operaciones en tan sólo cuatro años.
Ahora, con 5 años, es un niño feliz, que respira por sí mismo, juega al fútbol, come de todo, e incluso habla, gracias a las cuerdas vocales artificiales que le han puesto.
Pero sus padres no se toman a la ligera su recuperación. Saben la suerte que han tenido, y por eso quieren informar a tantos padres como sea posibles de los peligros que puede tener ingerir una pila de este tipo.