Los niños son seres muy adorables e ingeniosos. A veces sueltan comentarios muy graciosos que ni siquiera podemos creer que los hayan inventado ellos. Pero en ocasiones, pueden llegar a ser muy crueles con otros niños, ya que no tienen la madurez necesaria para diferenciar lo que está bien y lo que está mal, y no filtran la información que dicen, sueltan lo primero que se les ocurre.
Para eso tienen a sus padres, para que les ayuden a aprender ese tipo de cosas que pueden llegar a hacerles mucho daño a otros niños de su edad.
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Una señora mayor y su nieto, que tenía la cara llena de pecas, estaban pasando el día en el zoo. Un montón de niños estaban haciendo cola para que un artista local les pintara la cara con garras de tigre. "¡Tienes demasiadas pecas, no tienes espacio para que te pinten!", le dijo al pequeño una niña de las que estaba esperando.
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Avergonzado, el niño bajó la cabeza. Su abuela se arrodilló a su lado. "Me encantan tus pecas. Cuando yo era una niña siempre deseaba tener pecas," le dijo, mientras le acariciaba al pequeño los mofletes. "Las pecas son bonitas."
El niño miró hacia arriba y dijo, "¿De verdad?"
"Claro que sí", le dijo su abuela. "Dime sólo una cosa que sea más bonita que las pecas."
El pequeño se paró a pensar por un momento, miró de cerca la cara de su abuela, y cariñosamente le dijo, "las arrugas".
¿No te parece lo más adorable que haya oído nunca? Siempre hemos tenido claro que la relación entre los abuelos y sus nietos es especial, pero después de leer esta historia mucho más.
¡Compártela con tus familiares y amigos! Fuente: Hrt Warming Imagen de portada: Flickr
