En un país como China, que está inmerso actualmente en una lucha para cambiar el trato que le dan muchas personas a los perros, un amante de estos animales ha sido noticia por entrar en quiebra al intentar salvar a todos los perros callejeros que encontraba.
Esta es su historia:
Mi nombre es Wang Yan, tengo 29 años y en 2012 fundé este centro de rescate en Changchun. Todo el mundo llama a este lugar el "santuario de perros callejeros", y su principal objetivo es la adopción y el cuidado de los perros que han sido abandonados o fueron destinados a ir al matadero.
Me fui de casa a los 14 años en busca de trabajo a tiempo parcial y finalmente terminé en Changchun haciendo trabajos de ingeniería y construcción. Siempre me han gustado los perros, sobre todo debido al lazo que les une con sus propietarios. Hace cerca de tres años había más de 5.000 perros callejeros en mi ciudad, de todo tipo de razas.
También por entonces, mi propio perro desapareció. Mi amigo me sugirió que fuera a echar un vistazo a los mataderos, por si acaso lo habían raptado para convertirlo en carne y comérselo posteriormente. Fui al matadero todos los días durante casi una semana, y nunca encontré a mi perro, pero vi tantos perros tan buenos encerrados en jaulas, temblando de miedo, mirándome con esas caritas de pena, que decidí hacer algo por ellos y liberarlos de esa miseria. En un primer momento quise comprar uno.
A medida que me iba con mi nuevo compañero, no me atrevía a mirar a los otros perros, pero me di cuenta de que todos me miraban a mí. Era insoportable. Después de eso, cada día iba al matadero a verlos y estar con ellos.
Fui comprando todos los perros, uno por uno, haciendo frecuentes viajes al matadero. Con el tiempo, fui capaz de reunir a un grupo de personas que también compartían mis ideales, y juntos hemos sido capaces de evitar la muerte de todos esos perros. El 25 de febrero, algunos voluntarios y yo fuimos en coche al matadero y nos gastamos 300€ en comprar seis perros y llevarlos a casa.
La mayoría de los perros rescatados vienen de lugares del sur de Changchun, como la provincia de Hebei o la ciudad de Tianjin. Debido a la diferencia del clima, los perros tienen problemas para adaptarse a las frías temperaturas del norte, que pueden llegar a los -30ºC.
De vez en cuando, los perros enferman y tengo que ir a comprar medicinas a la farmacia. Como yo no soy médico, empecé a estudiar medicina china y a preguntar a médicos tradicionales. Con el fin de evitar el producirle más daño a mis perros, a menudo pruebo yo mismo los medicamentos antes de dárselos a ellos. Una vez tuve una reacción alérgica bastante grave debido a uno de los medicamentos, por lo que tuve que ir al hospital.
Huangmao, que en español significa "Pelo Amarillo" es un perro que rescaté que estaba cerca de la muerte. Cuando lo encontré en su jaula, era evidente que se estaba muriendo, y su condición era tan mala que su piel estaba supurando. Ahora, cada vez que lo miro me puedo sentir orgulloso de mí mismo, me da mucho amor y mucho cariño.
Cuando Huangmao llegó al centro, su salud era tan mala que decidí vivir con él con el fin de acelerar su recuperación. Al principio, su cuerpo estaba en muy mal estado, tosía, vomitaba y tenía diarrea. Por la noche, cada vez que le oía toser, me levantaba a ver cómo estaba. Dos meses más tarde, Huangmao estaba completamente recuperado y ya gozaba de fuerza y vitalidad; todo el mundo dice que es un milagro que esté vivo.
Aunque yo haya agotado toda mi energía y recursos para rescatar con éxito a Huangmao cuando estaba al borde de la muerte, hay por desgracia muchos otros perros que no he podido salvar a pesar de mis esfuerzos. Uno de los peores gajes de intentar rescatar a los perros es tener que ver sus cadáveres al morir, aún así, siempre intento pensar que les espera una vida mejor.
Todos los días a las cinco de la mañana los perros tocan en mi ventana para recordarme que quieren comer. Su alimentación se compone principalmente de harina de maíz. Cada tazón contiene cerca de 100 gramos de este alimento y cada día cocino ocho ollas, lo que significa que la alimentación de los perros me cuesta 150€ al día, un total de alrededor de 400.000€ en los últimos tres años. Antes, tenía tiempo para poder trabajar fuera de la ciudad, pero actualmente solo tengo la oportunidad de trabajar a tiempo parcial en los alrededores del centro, porque los perros exigen mucha dedicación.
Vivo una vida muy modesta, pero a pesar de eso encuentro mi trabajo lo suficientemente gratificante para seguir con él. Mientras que otras personas piensan que simplemente estoy perdiendo el tiempo, yo lo veo como la oportunidad perfecta de cuidar de lo que más quiero.
La única queja real que tengo es tener que arrastrar a mi esposa en esto. Todos los días ella trabaja duro para alimentar a los perros y cuidar después de ellos. Recuerdo una vez que había ahorrado 300€ para nuestra foto de boda, pero descubrí que inesperadamente la había acabado gastando en comida para perros. Ella no estaba del todo contenta, claro está, pero por suerte me apoya tanto a mí como a mi trabajo.
No solo estamos nosotros dos al cuidado de estos perros. Todos los sábados, los voluntarios vienen a ayudar con el trabajo, la alimentación, la limpieza y el cuidado de todos ellos.
A pesar de que el centro se ha establecido firmemente, todavía se niegan a aceptar donaciones monetarias, aunque hacen una excepción para las personas que deseen donar materiales de construcción o alimentos para perros que ayuden a Wang Yang a continuar con la misión de salvar a estos perros y darles un futuro mejor. Sin duda es una labor digna de admirar.
¡Comparte la conmovedora historia de Wang Yang y sus perros con todos los amantes de estos fieles amigos!
Fuente: Shanghaiist