Los animales, al igual que las personas, se merecen ser tratados con respeto y amor. Por ello, cuando veas que alguien está abusando de sus mascotas o tratándolas como no se merecen intenta hacer algo avisando a las autoridades o intentando solucionarlo. Por suerte, aunque haya gente horrible que es capaz de hacer estas cosas también hay personas con un corazón de oro que harían lo que fuera por rescatar a estos animales.
La historia que te traemos hoy es un claro ejemplo de cómo una sola persona puede salvar la vida de un perro necesitado. Sigue leyendo para descubrir esta bonita historia. Todos los días cuando los vecinos se asomaban por sus ventanas podían ver a este perro, ya mayor, solo y atado.
No tenía ningún tipo de juguete a su alrededor para entretenerse, apenas le dejaban comida o agua y por supuesto no tenía ninguna caseta para resguardarse de la lluvia o el frío. Pasaba los días y las noches sobre el frío cemento.
Antes esto, los vecinos decidieron llamar a las autoridades pero según ellos no podían hacer nada, ya que no se consideraba que eso fuera suficiente para considerarse abuso animal y que pudieran intervenir. Incluso cuando les enseñaron las fotografías de la cinta adhesiva en el hocico los policías dijeron que no tenían la autorización legal para arrestarlo y salvar al perro.
Fue entonces cuando un hombre decidió que era hora de actuar por su cuenta.
El hombre saltó la valla de los vecinos para llegar hasta el patio trasero y 'robar' al perro llamado Alfie. Aunque no recomendamos que nadie haga esto, ya que los vecinos podrían haber denunciado por allanamiento e incluso haberle atacado para defender su propiedad, hay que reconocer que es un acto muy valiente.
Nadie presentó cargos contra este hombre, probablemente porque cualquier ser humano con corazón le hubiese dado la razón por su acto de bondad.
Este hombre no podía quedarse con él debido a su trabajo, pero se aseguró de encontrarle un hogar adecuado y un centro para perros adultos con necesidades, ya que estos perros son adoptados menos que los cachorros y allí lo cuidarían.
Y finalmente ¡encontró un hogar! Se acabó el frío suelo, ahora puede correr en libertad y jugar todo el tiempo, además de comer todo lo que quiera.
Nos alegra ver que gracias a la bondad de ese vecino este perrito haya encontrado un hogar en el que ser feliz y poder disfrutar.
Comparte la historia de este perro con todos tus amigos. Fuente Little Things