Hay pocas cosas tan poderosas el mundo como la pasión con la que una madre ama a su hijo. Ver a un adulto mofarse de un niño siempre es mortificante, pero cuando encima es debido a una enfermedad o discapacidad que esta fuera del control del niño es simplemente inaceptable.
Para esta pequeña con hiperlaxitud articular actividades tan simples como andar y estar de pie se convierten en agotadoras y si se alargan en el tiempo aparecen los dolores.
Debido a su enfermedad, su madre siempre lleva un carrito para que esta niña pueda descansar, y los adultos no pierden la oportunidad de señalar a la niña "malcriada" de 5 años que aún sigue usando carrito porque no quiere andar.
Cansada de ver este comportamiento por parte de los adultos, la indignada madre publicó en su blog Life of My Family and Me, una carta dedicando unas palabras a todos aquellos que juzgaban a su hija por ir en carrito sin tener el menor conocimiento de su condición.
"Esta carta esta dirigida a todos los que habéis juzgado a mi hija estos últimos días, mirando, frunciéndole el ceño, susurrando a mis espaldas cuando pensabais que no podía oíros.
Venid y preguntarme por qué mi hija está en un carrito cuando es ¡suficientemente mayor para andar'.
La razón por la que mi hija esta sentada en un carrito (no precisamente por su voluntad) es porque sufre de hiperlaxitud articular.
Cuando anda más de lo habitual o cuando hace mucho calor, sufre terribles dolores en las piernas.
Actualmente no puede andar mucho sin la necesidad de que la cojan en brazos.
Incluso cuando la cojo en brazos, no puede poner sus piernas alrededor de mi, ya que no tiene fuerza suficiente en ese momento.
Además, yo tampoco puedo cargarla durante largos periodos.
Esta en tratamiento para el dolor y la inflamación para ayudarle a sentirse mejor.
Ha estado un año entero sin necesitarlo, pero en estas vacaciones ha andado mucho y se ha excedido.
No pensé que lo usaríamos en las vacaciones. Ojalá lo hubiera prevenido, porque mi marido la ha tenido que llevar en brazos la mayor parte del tiempo".
La pobre madre se sorprendía a sí misma preguntándole a la niña como se sentía, si la medicación le había hecho efecto, solo para que los extraños que la estaban juzgando entendieran que había un motivo por el cual la niña estaba en el carrito.
La próxima vez que veas un niño en un carrito, por muy grande que sea, no juzgues ni al niño ni a los padres. Primero, a nadie le importa que el niño esté o no en el carrito y segundo, no puedes saber la razón por la que lo está usando.
¡Comparte esta historia para que todo el mundo se lo piense dos veces antes de juzgar! Fuente: LittleThings
