Siempre se ha dicho que para presumir hay que sufrir, pero hay gente que lleva este refrán al extremo.
Por ejemplo, muchas mujeres en China, que practican el doloroso acto de vendarse los pies. Y todo por tener una apariencia refinada.
Incluso lo hombres chinos encuentran los pies así más atractivos, aunque muchos de ellos prefieren verlos solo cuando están cubiertos, y ahora entenderás por qué.
Esta costumbre de vendarse los pies provienen de antes del año 960. Se dice que el emperador Li Yu le pidió a una de sus queridas que se vendara los pies en forma de luna creciente y que bailara en una gran flor de loto de oro que había creado.
Supuestamente hizo sentirse a las demás tan celosas por lo elegante que estaba, que muchas de ellas se vendaron los pies para ser como ella.
Esta práctica se hizo muy popular durante la dinastía Song, una era que duró desde el 960 hasta el 1279. Las mujeres de clase alta tenían "pies de loto" para demostrar su estatus, y enseguida se convirtió en un símbolo de belleza en la cultura china.
Con el tiempo se extendió a todas las clases sociales porque los pies pequeños se convirtieron en los más deseados.
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El proceso debía ser empezado cuando las niñas aún tenían entre 4 y 9 años, porque a esa edas el puente del pie no está desarrollado del todo.
Después de mojarse los pies en una mezcla de hierbas y sangre animal, se cortan las uñas y los dedos gordos de cada pie se presionan hacia abajo contra la planta hasta que se rompen.
El empeine también debe romperse antes de atar el pie bien apretado con tela, haciendo así que se pliegue el empeine.
Todos los extremos de la tela son cosidos después, para evitar que las niñas se lo aflojen. Los llevan tan apretados que ni siquiera pueden mover los dedos gordos del pie.
Esto se llevaba a cabo normalmente durante los meses de invierno, cuando los pies suelen ser más propensos a estar insensibles, pero aún así, no hace falta decir que las chicas pasaban una agonía indescriptible.
Incluso después de haberlo conseguido, los pies tenían que ser periódicamente atados o incluso rotos de nuevo para conseguir la forma deseada.
Los pies de la mayoría de las mujeres terminaban haciéndose completamente insensibles, pero muchas podían seguir andando y trabajando, aunque obviamente no podían moverse igual que las personas que no han sufrido este tratamiento.
Para algunas mujeres, tener los pies vendados significaba que no necesitaban trabajar debido a su riqueza.
Aunque la práctica fue cuestionada a finales del 1600, y después durante el siglo XIX, no fue eliminada hasta que a principios del siglo XX las campañas anti-pies vendados consiguieron disuadirla.