¿Llevas tiempo con antojo de mejicano pero tu restaurante favorito es demasiado caro? Por ello, decides aventurarte a preparar tus propias fajitas en casa. La cosa no ha ido mal, pero los pimientos no tienen el sabor tan característico que tanto te encanta.
¿Los habré cocinado mal? ¿Estarían malos? En realidad, siempre que cocinas con pimiento, sale rana. La ensalada de pimientos de tu madre está deliciosa y la tuya solo es comestible. No te preocupes, no tienes problemas en la cocina, tu problema está en la tienda.
Cómo saber qué pimiento debo comprar.
Hasta ahora, elegir el pimiento perfecto era una lotería, a veces te tocaba uno dulce, otro picante y otro demasiado fuerte. Para la mayoría de comensales, la diferencia no es importante, pero lo mejor es saber el sabor que va a tener tu pimiento antes de cocinarlo.
La clave está en el sexo.
Como, por desgracia, en todo lo que envuelve a nuestra sociedad, el sexo de tu pimiento es importante a la hora de prever su sabor. No existen los pimientos machos o hembras, pero esta distinción se hace para distinguirlos en base a su propósito y sabor.
¿En qué se apoya mi pimiento?
La clave está en la base del pimiento y en el número de protuberancias que tenga.
¿De qué sexo es tu pimiento?
Si tu pimiento tiene 3 o menos protuberancias, se trata de un "macho", por lo que tiene un ligero toque más amargo y además viene con menos semillas. Estos son perfectos para freír, asar y cocinar guisos.
Por el contrario si cuenta con 4 protuberancias o más, estás delante de una "hembra", este pimiento tiene muchas más semillas y tiene un sabor más dulce, lo que le hace perfecto para ensaladas y todos los platos en crudo que se te ocurran.
No existe el pimiento bueno o malo, solo aquel que mejor le vaya a tu receta, aunque bien es cierto que el "macho" al contar con menos semillas, sale más económico frente a la báscula.