Una pareja australiana se enamoró de este castillo francés al verlo en internet. El Castillo de Gudanes llevaba en venta unos cuatro años cuando Karina y Craig Waters decidieron comprarlo.
Finalmente, se convirtieron en dueños de este castillo francés del siglo XVIII después de algunos años de negociación. Hay que destacar que fueron víctimas de una trampa ya que nunca vieron mas allá de la fachada principal del edificio cuando este estaba en ruinas.
Los propietarios anteriores querían convertir este precioso edificio en un hotel de lujo pero no fue posible ya que no consiguieron los permisos necesarios. Estos dejaron que poco a poco el edificio se fuese quedando en ruinas.
Por suerte, los Waters miraron más allá de los beneficios económicos que este edificio les pudiese traer y decidieron empezar un gran proyecto de restauración para adecentar el castillo.
Querían mantener todos los detalles originales que fuesen posible y también la pintura original.
Pero había algunas cosas que no eran parte de la construcción original. Por ejemplo, este balcón de hierro forjado con un monograma que se estima que fue añadido por Adolphe de Limairac cuando heredó Gudanes de su padre, aproximadamente en 1870-1875.
La restauración era un gran proyecto. Había muchas partes del interior que estaban llenas de escombros. Otras áreas inaccesibles porque el techo había colapsado. También podemos ver como el moho se había apoderado de todo debido a que en los años de descuido el agua se había colado en el edificio.
El Castillo de Gudanes iba poco a poco revelando sus tesoros ocultos mientras los constructores atravesaban el caos. Descubrieron un agujero muy misterioso y decidieron explorarlo.
Los constructores excavaron a mano asegurándose de no dañar nada de lo que encontrasen dentro. Se encontraron un techo abovedado que se cree que formaba parte de un túnel que iba a la ciudad.
Los descubrimientos eran más personales a medida que iban avanzando y abriendo nuevas áreas del castillo. Encontraron una cosa maravillosa en un pilar del salón de la primera planta.
Creemos que aunque el proceso ha sido lento, el castillo se ha restaurado y ¡ha quedado precioso!