Si eres como la mayoría de la gente, la idea de comerte un perro te resulta horrible. Para Xingyi Danielle, de Singapur, era impensable. Su padre, destinado en China por trabajo, comparte la misma opinión.
Así que cuando vio a un grupo de hombres que vendían perros por su carne mientras caminaba por una calle, sabía que tenía que hacer algo al respecto. Los perros estaban metidos en bolsas de malla, engordados para la matanza. Y el padre de Danielle no podía soportar la idea de que los perros terminaran en el plato de alguien.
En China, comer perros es una tradición antigua, que se remonta a por lo menos el año 1700 a.C.. Hoy en día, la carne de perro se ofrece en restaurantes de Corea del Norte, Corea del Sur, Vietnam y China (aunque sobre todo en el sur). ¿Te imaginas comerte un perro como éste?
El padre de Danielle estaba de compras cuando se encontró con los vendedores de carne de perro. Horrorizado, trató de pensar en algo que pudiera hacer. ¿Cómo podría salvar a estos perros inocentes?
En la antigua China, sólo había tres razones para tener un perro. Podría ser un perro guardián, alertando a la familia de los intrusos, un perro de caza, usado para derribar otros animales a los que comerse, o para criarlos y una vez que los habían engordado, sacrificarlos.
En la cultura manchú, comer perro está considerado tabú. En el siglo XVII, cuando los manchúes llegaron al poder en China, se prohibió la "práctica bárbara" de comer perros. Sin embargo, los chinos del sur siguieron comiéndolos. Hasta hace poco, el Festival de la Carne de Perro Yulin en junio servía aproximadamente 10.000 perros durante la celebración de cada año.
El padre de Danielle decidió hacer algo. Le costó 90 dólares, y por eso sólo pudo salvar una vida. No podía quedarse al perro, al que llamaba «Doggo», porque el lugar donde se alojaba no permitía mascotas. Así que Doggo se fue a vivir a la oficina.
El personal se quejó del lío que montó Doggo, pero el padre de Danielle decidió mantenerlo allí de todos modos hasta que se pudiera hacer otra cosa. Doggo se alegra de que el padre de Danielle hiciera ese sacrificio para salvarlo.
No todos los perros tienen la misma suerte que Doggo, y se siguen comercializando millones de perros como comida en toda Asia. Afortunadamente, hay gente como Danielle y su padre que piensan que salvar vidas merece la pena.
¿Qué habrías hecho tú en esta situación? ¿Estás de acuerdo en la venta de perros como carne? Déjanos tu opinión en los comentarios. ¡No olvides compartirlo con todos tus amigos y familiares!