Todos tenemos ciertas personas en nuestras vidas que nos encantaría maldecir con la peor de las desgracias que se nos ocurra. Pues bien, lo cierto es que eso de maldecir por toda la eternidad no es nada nuevo, al parecer es una manía de la raza humana que venimos arrastrando desde que el hombre es hombre. ¿No lo crees?
A continuación te mostramos algunas de las maldiciones más conocidas de la antigüedad: 1- La maldición de Tutankamón
En noviembre de 1922, el arqueólogo inglés Howard Carter descubrió una tumba del siglo XIV antes de Cristo perteneciente al faraón Tutankamón, un tesoro egipcio que había permanecido inalterado durante siglos. Pero, en cuestión de meses, un número de hombres conectados a la excavación comenzó a morir en circunstancias misteriosas, como fiebres, envenenamientos, asesinatos y suicidios.
Las momias antiguas son personajes bastante espeluznantes, es por eso que pronto surgieron rumores que decían que los hombres habían sido golpeados por la maldición de Tutankamón. Incluso hay una teoría que dice que estos hechos violentos fueron planeados por el ocultista británico Aleister Crowley, en venganza a la perturbación de la tumba del rey niño.
¿Fue una maldición mística o mala suerte?
2- La maldición de Tamerlán
Tamerlán era un líder turco del siglo XIV responsable de aproximadamente 17 millones de muertes (casi el 5% de la población mundial). Además, a Tamerlán también le apasionaba la construcción de pirámides gigantescas a partir de cráneos humanos. Está claro que no es un hombre con el que desearías encontrarte incluso 500 años después de su muerte. De hecho su reputación era tal que en su tumba tenía la siguiente inscripción: "cuando me levante de entre los muertos, el mundo temblará".
En junio de 1941 el antropólogo soviético Mijail Gerasimov dejó de lado cualquier superstición y excavó la tumba del señor de la guerra e incluso tomó su antiguo cráneo. Dos días después, Alemania invadió la Unión Soviética, lo que propició millones de muertes soviéticas.
Después de este suceso, el líder turco fue enterrado de nuevo mediante el ritual islámico completo en noviembre de 1942, justo antes de la victoria soviética en la batalla del Stalingrado.
3- La maldición de Tecumseh
Ser presidente de los Estados Unidos de América debe ser un trabajo bastante difícil, sin el estrés añadido de una maldición lanzada por nativos americanos.
En 1931 "Ripley Believe It or Not" señaló que los presidentes elegidos o reelegidos en los años divisibles por 20 (o que terminan en un cero) tuvieron el desafortunado hábito de morir en el cargo. Abraham Lincoln, James A. Garfield y William McKinley fueron asesinados, William Harrison murió de neumonía y Warren Harding sufrió un derrame cerebral. Las cosas no mejoraron después de 1931, pues no olvidemos a Franklin D. Roosevelt y el asesinato de JFK .
¿Cuál es el origen de la maldición? Bueno, Tecumseh fue el líder de la tribu Shawnee que peleó contra los hombres liderados por el presidente Harrison en la batalla de Tippecanoe en 1811. Su hermano, conocido como el Profeta, tenía fama de haber puesto una maldición sobre Harrison y todos los futuros ocupantes de la Casa Blanca.
4- La profecía de Jacques de Molay
Esta es, sin duda, la maldición más conocida de la Historia, como consecuencia del tinte misterioso y legendario que siempre ha rodeado la existencia de los templarios y, especialmente, su desgraciado final.
La destrucción de la orden más poderosa y rica de la Alta Edad Media, que amenazaba el creciente poder del Papado y los reyes de los distintos estados, estuvo protagonizada por las acusaciones de todo tipo que se vertieron contra ellos (muchas infundadas), y que llevaron a sus principales líderes a ser condenados a muerte.
Entre ellos estaba Jacques de Molay, el último Gran Maestre de la Orden de los Templarios que, según la leyenda, maldijo a los máximos responsables de la disolución de la orden de los templarios (y, por lo tanto, de su ejecución) desde la pira donde se estaba quemando. Con sus últimas palabras prometió que los vería en el otro mundo en menos de un año para que respondieran ante Dios por sus actos.
Estos responsables eran, principalmente, el rey Felipe IV de Francia, Guillermo de Nogaret (el responsable del proceso a los Templarios) y el Papa Clemente V que, efectivamente, fallecieron en menos de un año tras la ejecución de Jaques de Molay, algo que se contempló como la confirmación de la maldición lanzada por el último Gran Maestre de los Templarios.
5- La maldición de Rasputin
Nacido en Siberia, Grigori Rasputin procedía de una familia pobre y, como tal, sus perspectivas de futuro eran escasas. Sin embargo, a lo largo de su vida, se las arregló para entrar en el palacio de los Romanov.
En 1905, como último recurso, se le llama al palacio de los zares para curar al zarevich, que sufría de hemofilia. Lo consigue (muchos dicen que por medio de la hipnosis). Y desde entonces se convierte en una gran influencia para la familia Romanov, especialmente para la zarina Alejandra.
Comenzó a ganar poder e influencia en la corte a base de engaños y seducciones. Se le acusa de ser espía, de mantener relaciones incestuosas con todas las mujeres de la corte, de traidor durante la primera guerra mundial, se le veía borracho y con prostitutas un día sí y otro también... Según Rasputín "se deben cometer los pecados más atroces, porque Dios sentirá un mayor agrado al perdonar a los grandes pecadores".
Los aristócratas de San Petersburgo estaban fascinados por el místico misterioso, pero el hecho de que un campesino como Rasputin fuera el consejero de la zarina era desagradable e inaceptable de aceptar. Un grupo de nobles trató de asesinarlo, pero resultó ser excepcionalmente difícil de matar.
Al parecer, Rasputin sobrevivió a un intento de envenenamiento, una brutal paliza y múltiples heridas de bala. No fue hasta que sus asesinos lo ataron y arrojaron su cuerpo a un río helado, lo que finalmente produjo su muerte. Rusia se había librado de Rasputín, pero no de su oscura influencia. Antes de morir, Rasputín envió al zar una carta profética en la que describía lo que le ocurriría a la familia real rusa en caso de que fuese asesinado por los nobles.
Básicamente, Rasputín advirtió al Zar que él y su familia no vivirían para ver otro año, lo que algunos interpretaron como si él hubiese lanzado una maldición sobre ellos. En menos de un año tras su muerte, los Romanov, incluido el Zar, su esposa y sus cinco hijos pequeños, fueron brutalmente asesinados en una ejecución masiva.
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