Nadie niega que la idea de independizarse y abandonar la protección del hogar de nuestros padres es una idea muy atractiva. Es muy emocionante sentir que el rumbo de tu vida depende únicamente de ti y que ya se acabó la época en la que tu familia dirigía tus pasos.
Sin embargo, en demasiadas ocasiones, esa misma atención casi sofocante que recibíamos en nuestra casa y de la que intentábamos huir con el tiempo nos crea un vacío irremplazable, porque, ¿qué puede haber en esta vida capaz de sustituir el calor y el cariño de una familia?
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Estas son algunas de las cosas que experimentan aquellas personas que viven lejos de sus familias:
1- Sientes que no formas parte de las fiestas familiares
Oh mira, otra fiesta en Facebook o Instagram con el hashtag #family a la que no pudiste asistir. ¿Por qué estas cosas te parecen ser mucho más divertidas ahora de lo que recuerdas? Incluso la presencia de tu odiada tía no parece ser tan insoportable.
2- Llamas sin tener ninguna razón aparente
Necesitas escuchar una voz conocida pero no tienes ninguna noticia importante que compartir. No importa, llamas a algún conocido y te quedas al teléfono durante el mayor tiempo posible, incluso les pides que te cuenten las historias infantiles que ya has escuchado un millón de veces antes.
3- Olvidas cómo suena la voz de tus familiares
Solías escuchar los dulces mensajes de voz que te dejaban al principio. Con el tiempo y la distancia, estos mensajes disminuyen y hace que se te olvide cómo era hablar cara a cara con tus seres queridos.
4- Se olvidan de tu cumpleaños
Aunque antes solías recibir bastantes felicitaciones y regalos, ahora como mucho puedes recibir algunos mensajes totalmente falsos de tus "amigos" de Facebook deseándote un feliz cumpleaños.
5- Descubres cambios extraordinarios en tu familia
¿Desde cuándo tu hermano tenía barba? Perderse tantos cambios en la forma de ser y el físico de tu familia hace que te sientas fuera de ella.
6- Te enfadas cuando oyes a un amigo quejándose de su familia
"Vaya pereza... Mañana tengo que ir a almorzar con mis padres", te dice tu colega buscando en ti un poco de comprensión.
Sin embargo, te enfadas porque no habría nada que te apeteciese más que oír a tus abuelos bromeando, a tus primos insistiendo para que juegues con ellos al Monopoly y disfrutar de tu plato preferido de tu madre durante el fin de semana.
7- Te resulta extremadamente doloroso dejar a la familia después de una visita
La visita pasa demasiado rápido, hace nada llegaste a la casa de tus padres y ya te tienes que ir. Lo mejor es despedirse rápido para evitar alargar el mal trago y que se derrame alguna que otra lagrimilla.
8- Tienes dificultades para mantener a tu familia al día de tu situación
Antes podía hablar con tus padres cualquier cosa que quisiera mientras disfrutabais de la cena, por desgracia, ahora tienes que escoger las noticias importantes que puedes hablar por teléfono o por Skype.
9- Tus vacaciones siempre están relacionadas con visitar a la familia
Comprendes que ninguna de las vacaciones que puedas conseguir en el trabajo será solo para relajarte en algún paraíso tropical. Tienes que aprovechar las vacaciones para ver a la familia. ¿Quién sabe cuándo tendrás la próxima oportunidad para hacerlo?
10- Cambias tu propio acento
-Jeje, ¿desde cuando tienes acento sureño? -¿Quién? ¿Yo?
11- El sentimiento de nostalgia es algo recurrente en tu vida
Te embarga la nostalgia cuando necesitas un abrazo de algún familiar y no tienes a nadie cerca. Puedes hacerte fuerte y seguir adelante con él, o acurrucarte en el sofá mientras comes helado y te sientes miserable. Extrañamente esta última opción suele predominar...
12- Cuando tus amigos son amables contigo hacen que te sientas como en casa
Recibir atenciones por parte de tus amigos es lo más parecido a estar en casa rodeado de familiares que cuidan de ti y se preocupan por tu bienestar.
13- Tus amigos se convierten en tu familia
Cuando te encuentras arropado por tus amigos es cuando realmente te sientes bien. Llega un momento en el que se convierten en tus seres más queridos y no tienen otra opción que adoptarte, metafóricamente hablando.
14- Aprendes a apreciar tu propia compañía
Sabes que no podrás disfrutar de una charla con tu madre o de una película acompañado de tus hermanos así que no te queda otra que aprender a disfrutar de tu propia compañía. Nunca será lo mismo que estar acompañado, pero es una habilidad de supervivencia muy importante que desarrollan aquellos que no tienen a su familia cerca.
15- Olvidas los aspectos negativos de vivir con la familia
Antes te aburría tener que respetar las leyes que imponían tus padres, odiabas que todo el mundo supiese lo que hacías o dejabas de hacer en la casa y te frustraba lo sofocante que podía llegar a ser la familia. Sin embargo, ahora la idea de volver a vivir con tu familia no te parece tan mala.
16- Cuestionas las decisiones que tomaste
Aunque a menudo te preguntas hiciste lo correcto al salir de casa para perseguir tu sueño, piensa que todos los días malos pasan y que tuviste una razón importante que te movió a hacerlo.
Nunca olvides que pase lo que pase, siempre tendrás un hogar al que volver cuando tengas dificultades. La familia siempre estará ahí para apoyarte.