Bajo la fuerte influencia de la Iglesia, los actos sexuales durante la Edad Media fueron vigilados al extremo. A pesar del estado de opresión, a la gente le seguía gustando el sexo. Y era mucho más interesante de lo que puedas esperar.
Estos 10 datos demuestran lo interesante que era el sexo en la Edad Media
1- Había castigos para cada pecado sexual
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Cuando se trataba de castigos, la Iglesia quería asegurarse de que las cosas fueran bien. Es por eso que en la Edad Media se produjo la aparición de los libros penitenciales que detallaban las reglas penitenciarias por cada pecado. Los sacerdotes comenzaron a documentar los pecados que escuchaban durante la confesión y establecieron penitencias para cada uno.
Como era de esperar, hubo un gran número de pecados que involucraban relaciones sexuales. De acuerdo con Teodoro de Tarso, arzobispo de Canterbury, los hombres que mantenían relaciones con hombres o con animales debían estar en penitencia 10 años. Las mujeres que mantenían relaciones con mujeres tenían que hacer penitencia 3 años. La masturbación era un hecho por el que los hombres tenían que arrepentirse durante cuatro días, mientras que las mujeres durante un año. Esto sólo de aplicaba a las vírgenes o a las viudas, ya que las casadas tenían aún más. Una eyaculación en la boca era el peor mal y requería de una penitencia de por vida.
2- El misionero era la postura preferida
La Iglesia consideraba el sexo como un medio para la procreación. Así fue como el misionero se convirtió en la posición por defecto. Se pensaba que si estaban cara a cara había mayor posibilidad de embarazo. Temían que cualquier otra postura podría confundir el orden natural. Algunas posturas, como el sexo desde atrás se consideraba "bestial" y se creía que difuminaba la línea entre el hombre y el animal.
El sexo oral y anal fueron estrictamente prohibidos por la autoridades de la Iglesia a lo largo de la Edad Media. Dado que no había ninguna posibilidad de procreación, éstas eran puramente para placer sexual, y era visto como un pecado lujurioso.
3- Había travestismo
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El travestismo no ha sido considerado una práctica aceptada hasta hace poco, y aún sigue estando mal visto en muchas partes del mundo. Como era de esperar, era tabú en la Inglaterra medieval, pero eso no significaba que no sucediera. Un estudio de Oxford presentó 13 casos de mujeres que fueron condenadas por travestismo en Inglaterra durante el siglo XV.
La mayoría de los casos eran prostitutas que lo hacían para su propio deseo sexual, o el de su pareja. Las autoridades de la época hicieron todo lo posible para minimizar la capacidad de penetración en este tipo de actos, alegando que eran vicios de otras culturas perpetrados por extranjeros.
4- Había romances (no sólo en el matrimonio)
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Históricamente, el matrimonio ha sido considerado como una práctica utilitaria, no se hacía por amor. Sin embargo, la Alta Edad Media dio a luz un nuevo concepto literario que representó el romance como nunca antes.
El concepto se conoce como "amor cortés", aunque este término se popularizó en el siglo XIX en Francia. Empezó con la poesía de los trovadores en el siglo XI en las regiones francesas de Aquitania y Champagne. Estas obras exaltaban las virtudes del romance entre un caballero y una dama.
Hubo varias características comunes en este asunto: secreto, aristocrático, extramatrimonial. El amor cortés hizo hincapié en rasgos como la caballería y la nobleza, rasgos que todavía atribuimos a los caballeros medievales hoy en día. Sin embargo, no tenemos ninguna evidencia de que tales prácticas trascendieran de los poemas y existieran en el mundo real.
5- Ser lesbiana era considerado un problema médico
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Mientras que la homosexualidad era un tema a la orden del día en la Edad Media, la atención se centraba generalmente en los hombres. Se hablaba muy poco de la homosexualidad femenina. Una de las pocas leyes medievales específicamente en este tema proviene del tratado francés de mediados del siglo XIII Li Livres de jostice et de Plet (El libro de justicia y Motivos). Esta práctica recibía un castigo similar al de los hombres: mutilación en los dos primeros delitos y quema en el tercero.
Ser lesbiana era considerado como un problema médico causado por uno de los dos trastornos: la falta de sexo causaba una acumulación en el vientre de la mujer y el tratamiento implicaba un orgasmo. La otra condición era que se creía que las mujeres podían desarrollar protuberancias fuera de la vagina, lo que hacía que quisieran tener relaciones sexuales con otras mujeres.
6- Los clérigos a veces podían casarse
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La historia de los matrimonios clericales durante la Edad Media es larga y complicada, con numerosos cambios que se han producido durante siglos. Al comienzo de la era, el emperador bizantino Justiniano el Grande anuló todos los matrimonios de miembros de la Santa Orden y declaró todos sus hijos ilegítimos.
La ley del celibato permaneció durante cientos de años, pero no siempre se aplicó con fervor. También había una diferencia entre clérigos a los que se les permitía casarse y hombres casados a los que se les permitió convertirse en clérigos. Este último era más común, aunque por lo general solo si era su primer matrimonio.
Después de la Gran Cisma de 1054, ambas iglesias se hicieron más estrictas, y el celibato se volvió a aplicar. Los matrimonios clericales fueron prohibidos en 1123. Estos matrimonios se volvieron comunes de nuevo durante la reforma protestante.
7- La Iglesia pensaba que las matronas obligaban a las mujeres a tener sexo con el diablo
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El final de la Edad Media se caracterizó, entre otras cosas, por la caza de brujas, donde miles de personas (la mayoría mujeres) fueron perseguidas por brujería. Numerosas prácticas eran sospechosas de declarar a alguien como bruja, entre ellas la obstetricia.
Las cosas se pusieron peor después de 1484, cuando se reconoció la existencia de brujas y la aprobación de su procesamiento. Acusaron a las matronas de engañar a mujeres jóvenes a tener relaciones sexuales con el diablo.
8- Las mujeres usaban anticonceptivos
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Desde la antigüedad, los seres humanos han desarrollado numerosas técnicas para evitar la concepción. Sin embargo, hasta hace poco, los historiadores creían que el uso de anticonceptivos se redujo drásticamente durante la Edad Media. Para empezar, la Iglesia Católica siempre los ha visto mal, desde que vieron la procreación como un regalo de Dios y la única razón para casarse. Por otra parte, los expertos creían que las mujeres no estarían interesadas en limitar los embarazos, sobre todo, debido a las altas tasas de mortalidad infantil.
Sin embargo, estudios demográficos muestran que las tazas de embarazo disminuyeron significativamente en las mujeres de más de 30 años, lo que sugiere que empleaban diversos métodos anticonceptivos. Aún así, los registros escritos de estas prácticas son muy escasos, debido probablemente a la influencia de la Iglesia y su firme oposición a la anticoncepción. El coito interrumpido era un método anticonceptivo común, al igual que los anticonceptivos basados en plantas.
9- La impotencia era motivo de nulidad del matrimonio
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Muchos país de Europa durante la Edad Media tenían leyes que consideraban la consumación como parte integral de la ceremonia del matrimonio. Por lo tanto, si alguien no podía procrear, su pareja podía solicitar la anulación de éste. Una incapacidad para llevar a cabo el deber conyugal podía dar lugar a un juicio en el que el hombre tenía que demostrar que era físicamente capaz de tener relaciones sexuales.
Hay docenas de casos notificados de ensayos de impotencia en tiempos medievales. Uno de los más famosos ocurrió en 1198, entre el rey Felipe II de Francia y su segunda esposa, Ingeborg, hija del rey danés Valdemar I. En un extraño giro, el hombre dio el argumento de que el matrimonio no se había consumado por una "impotencia temporal."
10- La prostitución era considerada un mal necesario
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La prostitución fue común durante toda la Edad Media, y aunque los cleros no estaban contentos con ella, hicieron poco esfuerzo por detenerla. Los clérigos se dieron cuenta de que muchos hombres necesitaban una salida y que la falta de prostitución podía hacer más daño que bien. Temían que de lo contrario, los hombres se fueran con mujeres respetables, o lo que era aún peor, con otros hombres.
A pesar de ser tolerado, habían ordenanzas que discriminaba a las prostitutas. Eran obligadas a usar ciertos tipos de ropa para que pudieran distinguirse de las señoras, tenían que vivir en ciertas zonas de las ciudades y no tenían ningún valor legal en el tribunal de justicia. Los burdeles eran, por lo general, disimulados, como baños públicos o tiendas de artesanía, donde las mujeres podían servir como "aprendices".
