¿Tienes unos minutos? Tenemos malas noticias para ti. Hemos investigado un poco, y resulta que eres bastante desagradable. Así es, eres asqueroso a unos niveles inimaginables. De hecho, probablemente seas una de las criaturas más espantosas de todo el planeta.
Pero no te preocupes, no estás solo. Nuestra investigación ha demostrado que todos los que leen esto, los editores que lo encargaron, y especialmente el tipo que lo escribe, son igual de repugnantes.
A continuación te mostramos 10 datos repulsivos sobre nosotros mismos: 1- Podrías estar bajo el control de un parásito malvado
¿Cómo te sentirías si de repente descubrieses que tu vida no es exactamente tuya? ¿Qué pasaría si en realidad otro organismo manejase tus decisiones, alterando tu estado de ánimo y, en general, gestionase tu existencia para su propio beneficio? Bastante extraño, ¿eh? Pues bien, prepárate para recibir noticias desagradables, pues existen bastantes posibilidades de que esto sea exactamente lo que sucede.
Sabemos desde hace años que hay ciertos parásitos que pueden controlar a los animales. Sin embargo, hace bastante poco que comenzamos a darnos cuenta de que estos organismos también podrían afectar a los humanos.
El principal candidato para esta hazaña parece ser el parásito Toxoplasma gondii, el cual se puede encontrar en la tierra, la carne podrida y las heces de gato. Los expertos estiman que 1 de cada 3 personas están infectadas por este parásito, y los estudios sugieren que entre las virtudes de este parásito se encuentra la de cambiar la personalidad de sus víctimas.
En 2006, un estudio sugirió que este parasito puede dañar la mente de una manera que normalmente asociaríamos a una lesión cerebral. Al parecer, la criatura es capaz de modificar los niveles de inteligencia, culpabilidad y afecto de las personas, aspectos muy importantes que determinan nuestra personalidad. Incluso se cree que podría haber contribuido de forma inadvertida al desarrollo de la cultura humana.
2- Probablemente odies a tus amigos
Como bien dice el dicho: 'Quién tiene un amigo, tiene un tesoro'. Y no solo eso, incluso la ciencia respalda esa afirmación, pues diversos estudios han demostrado que tener fuertes lazos sociales puede ser incluso mejor para la salud que dejar de fumar.
Sin embargo, la mayoría de nosotros no nos contentamos con el hecho de tener buenos amigos, pues también nos gusta tener "malos" amigos.
También conocidos como "amienemigos", estas personas son un enemigo disfrazado de amigo, o a alguien que es tanto amigo o colaborador como rival o competidor. En la mayoría de los casos, se trata de personas que nos estresan: el tipo que dice que todas nuestras historias son aburridas o la chica que no ve con buenos ojos todos nuestros logros.
Sin embargo, estamos atados a ellos por lealtad o debido a que son buenos amigos del resto de nuestro grupo. Aunque probablemente los llamemos "amigos", la realidad es que nos están matando lentamente.
Pasar tiempo con amienemigos se ha relacionado con síntomas de presión arterial alta, niveles de estrés altos e incluso un mayor riesgo de padecer cáncer.
3- Te encanta hurgarte la nariz
No hace falta que nos engañes, con casi toda seguridad eres de esas personas que se pasan el día hurgándose la nariz, y no es una suposición, lo dice la ciencia.
Lo cierto es que no es nada de lo que estar orgulloso, pues sacar nuestros moquillos pasear es la forma perfecta de propagar los gérmenes. Sin embargo, la mayoría nos engañamos a nosotros mismos pensando que es un hábito que solo hacen los demás.
En 1995, dos investigadores de EE.UU. decidieron estudiar cómo de extendido estaba eso de practicar la pesca del moco en Wisconsin. Los resultados mostraron que, de las 1.000 personas adultas analizadas, un 91% afirmaba sacar petróleo de sus fosas nasales al menos unas pocas veces al día.
4- Persigues el rastro de sudor de tus amigos
El término "huele bragas" es un insulto legítimo que sugiere que alguien es tan pervertido que no puede controlar sus necesidades olfativas. Y si bien es cierto que no todos llegamos a ese nivel, tampoco es que seamos mucho mejores. Sin ir más lejos, nos pasamos todo el día degustando el sudor de nuestros compañeros.
No entres en pánico, todos lo hacemos. Y si te sirve de consuelo, este comportamiento es completamente inconsciente. Nuestro sudor contiene una gran cantidad de químicos que cambian de combinación dependiendo de qué nos hace sudar. Podemos estar sudando porque estamos asustados, estresados, doloridos o simplemente por haber hecho ejercicio.
Lo interesante es que nuestro sudor cambia su composición y olor debido a lo que estamos sintiendo. Y los científicos están convencidos de que estos olores forman parte vital en la comunicación humana no verbal.
De esta manera, cuando olemos el sudor propio del miedo, estamos más alerta ante un peligro, y cuando olemos el sudor causado por alguien que siente disgusto, nuestras caras imitan ese asco.
5- Ingieres toneladas de mocos al día
Prácticamente todos los fluidos corporales son bastante repugnantes, aún así, nada de eso evita que tomemos aproximadamente 1 litro de moco al día.
Nuestros cuerpos fabrican mucosa de forma constante. Un tracto respiratorio cualquiera es responsable de bombear más de 1 litro de mucosa al día. Y bueno, toda esa porquería tiene que ir a alguna parte, es decir, a nuestra garganta. Ya sabes como sigue el resto.
6- Te tiras pedos en los aviones
Tu cuerpo es una máquina de pedos. Los estudios han demostrado que la mayoría de nosotros hace una pequeña expulsión de gases al menos 10 veces al día, lo que equivale a casi 1 litro de pedos en 24 horas. Sin embargo, hay un lugar en el que batirás todos tus registros con casi toda seguridad, el avión.
Si eres un viajero experimentado, probablemente sepas de lo que hablamos. A medida que un avión asciende, la presión del aire cambia. Es por eso que tu botella de agua de plástico se hincha durante el vuelo y luego se arruga al aterrizar. Pues bien, lo mismo ocurre con tu barriga.
Los gases que se encuentran en tu abdomen se expanden, produciendo la sensación de hinchazón. Una sensación que la mayoría de nosotros combatimos dejando escapar un pedete esperando que el resto de los pasajeros no se percaten.
Tirarse pedos durante un vuelo es tan habitual que las aerolíneas usan filtros de carbón súper absorbentes en el aire acondicionado y están considerando colocar carbón incluso en los asientos.
7- Tienes fantasías sexuales realmente extrañas
A la mayoría de nosotros no nos gusta hablar abiertamente sobre nuestras fantasías sexuales. Si alguna vez lo hacemos, solemos hacerlo de forma muy ligera, sin reparar demasiado en los detalles. Sin embargo, la ciencia dice que tus fantasías son menos sencillas de lo que quieres que creamos. De hecho, dice que tus gustos son francamente raros.
En 2014, unos investigadores en Canadá encuestaron a más de 1.500 adultos para averiguar cómo eran sus fantasías sexuales. Los resultados fueron realmente interesantes:
Por ejemplo, más del 80% de ambos sexos sueñan con tener relaciones sexuales en "un lugar inusual". Más del 50% de las mujeres y más del 66% de los hombres fantasean con tener relaciones sexuales delante del público, mientras que más de la mitad de ambos sexos sueñan ser dominados.
Casi a dos tercios de los hombres les gustaba la idea de ver a una extraña desnudarse sin que ellas lo supieran. Mientras que más de la mitad de las mujeres se sintieron atraídas por la idea de tener relaciones sexuales con más de tres personas a la vez.
Y esto no acaba aquí. Alrededor del 45% de los hombres soñaba con tener relaciones sexuales junto a otro hombre, a pesar de que solo el 3,6% de los encuestados afirmó ser homosexual.
Mientras tanto, alrededor de un tercio de las mujeres les gustaba la idea de ser obligadas a tener relaciones sexuales, y un 41% soñaba con atar a alguien para obtener placer sexual. En resumen, la ciencia dice que probablemente tengas pensamientos muy extraños rondando por tu cabeza.
8- Probablemente te muerdas las uñas
Al igual que hurgase la nariz, morderse las uñas es uno de esos hábitos que a nadie le gusta admitir. Aunque es una manía que probablemente no propagará una enfermedad horrible, sigue siendo algo desagradable.
Pese a eso, es algo que la mayoría de nosotros ha hecho en un momento u otro de su vida. De acuerdo con la ciencia, existe un 50% de probabilidades de que te mordieses las uñas durante la adolescencia.
En general, los niños y los adolescentes son más propensos a mostrar conductas compulsivas que los adultos, y morderse las uñas puede ser uno de los comportamientos más compulsivos de todos. Un estudio canadiense de 1990 indicó que hasta un 33% de niños y un 45% de adolescentes se mordían las uñas.
Se especula que incluso podría haber un elemento hereditario. Si ves a un miembro de la familia mordiéndose las uñas, es más probable que también te las muerdas. Otros apuntan a que es un comportamiento de transferencia que comienza cuando los niños se dan cuenta de que son demasiado mayores para chuparse los dedos, pero no quieren renunciar a la sensación de tener algo que meterse en la boca.
9- Quieres tener sexo contigo mismo
En la leyenda griega, Narciso era un guaperas que se enamoró de su propio reflejo. Al menos, el amor de Narciso se basaba estrictamente en sus cualidades estéticas. Tú, por otro lado, solo deseas tener sexo salvaje y apasionado contigo mismo.
Los científicos saben desde hace mucho tiempo que tendemos a ser atraídos por personas que se parecen a nosotros. Incluso hay un fenómeno en la comunidad lésbica conocido como "hermanamiento", que es cuando una pareja de aspecto similar comienza a vestirse y peinarse de manera tan parecida que las personas las confunden con hermanas o gemelas.
En 1999, un equipo de científicos decidió ver hasta dónde llegaba la atracción por personas similares a nosotros. Para ello pidieron tanto a hombres como mujeres heterosexuales que calificaran rápidamente el atractivo de varias caras que se les mostraba en una pantalla. Lo interesante es que uno de los rostros era el del participante alterado digitalmente para parecerse a un miembro del sexo opuesto. ¿Quieres adivinar qué pasó?
Casi todos los participantes calificaron su propio rostro cambiado de género como el más atractivo de los que se les había mostrado. En otras palabras, la aventura ideal de la mayoría de las personas sería con su propio gemelo.
10- Terminas demasiado rápido en la cama
¿Cuánto tiempo deben durar las relaciones sexuales? Aunque la respuesta obvia podría ser "todo el que se pueda", la realidad es que la mayoría de nosotros estamos demasiado cansados y nuestros cuerpos no aguantan lo que nos gustaría. Entonces, ¿cuánto tiempo piensas que deberías aguantar? ¿45 minutos? ¿Una hora?
Quizás estés apuntando un poco alto. La persona promedio se las arregla para aguantar un asalto de unos 15 insignificantes minutos.
Esto es cierto tanto para las parejas heterosexuales como para las parejas de hombres homosexuales, con un límite de unos 30 minutos. De aproximadamente 800 individuos estudiados por investigadores, apenas ninguno rompió la barrera psicológica de la hora.
Curiosamente, 15 minutos es un tiempo más que loable en comparación a los datos obtenidos en otros estudios. Para los hombres, el tiempo medio que pasa entre comenzar la penetración y llegar al orgasmo a menudo es de tan solo 2 minutos. No es de extrañar que tu novia siempre se vea infeliz.
No te sientas mal, no es ninguna ida de olla tuya. Efectivamente, ¡damos asco! ¡Comparte nuestros pequeños secretos con todos tus amigos! Fuente: Listverse