En algún momento de 1942, este búnker fue construido en Gran Bretaña para servir como un refugio a prueba de bombas para los civiles. Después de haber completado su misión, el búnker comenzó a deteriorarse, y con los años ha ido en decadencia… Pero su historia estaba a punto de dar un giro inesperado.
Una mujer llamada Elizabeth Strutton decidió dar un nuevo uso al lugar que le parecía completamente desaprovechado, y se le ocurrió una fantástica idea para darle una segunda oportunidad.
Elizabeth decidió comprar el refugio y sus alrededores, y le costaron alrededor de 200.000 dólares.
Lo cierto es que en un momento de plena crisis económica, la «transformación» que llevó a cabo tuvo una verdadera satisfacción para la vida de Elizabeth.
Todo el dinero que gastó realmente le valió la pena, ya que no sólo se trataba del propio proyecto de rehabilitar el búnker, sino que además le ayudó a olvidarse de los problemas que estaba viviendo diariamente en su familia.
El interior del búnker ha sido objeto de una completa, incluso increíble, transformación …
La distribución interior no se cambió, aunque el sistema de ventilación y las tuberías de agua y drenaje han sido completamente modernizadas adaptándose a las técnicas y materiales más actuales.