Unos chicos arman jaleo en un restaurante sin que su padre los detenga. Minutos después un grupo de chicos se acerca y...

Unos chicos arman jaleo en un restaurante sin que su padre los detenga. Minutos después un grupo de chicos se acerca y...

  • Compártelo en redes
 banner
Enlace patrocinado

Es algo que nunca cambiará, padres y madres que educan mal a sus hijos, ya sea por disciplinarlos de manera excesiva o por tratarlos con una dejadez extrema. Seguro que alguna vez has sufrido el alboroto producido por unos críos que hacían lo que les venía en gana ante el la mirada despreocupada de sus padres.

A continuación te mostraremos una historia donde uno de estos padres termina recibiendo un poco de la educación que no le da a sus hijos.

{keyword}
Estiloconsalud
Enlace patrocinado

Llevaba un día de perros en el restaurante, estaba hasta arriba y no daba a basto debido a la falta de personal. Por si fuese poco, un padre dejaba que sus cinco hijos formasen un espectáculo dando gritos, correteando y tirando cosas por los aires.

Yo: "Señor, voy a tener que pedirle que les diga a sus hijos que dejen de hacer eso. Están molestando al resto de los clientes".

Padre: "No", dice sonriendo.

Yo: "¿No va a hacer nada para impedir que sigan molestando a los demás?"

Padre: "Así es", responde aún sonriendo.

En ese momento tenía que volver al trabajo. Había mucho que hacer y no podía perder más el tiempo con aquel tipo. Los chicos seguían armando jaleo y varios clientes me reclamaban con la mirada aunque yo no tuviese ninguna autoridad para poder echarlos. El último cliente en quejarse era un joven que se encontraba rodeado de otros 8 amigos.

Cliente 1: "¿No hay nada que puedas hacer para que paren de molestar?"

Yo: "Lo siento, señor. Puedo intentar conseguir que la casa invite a una bebida para compensar la situación".

Cliente 2: "No, eso no es suficiente".

Yo: "Bueno, a ver si puedo conseguiros un entrante gratis..."

Cliente 2: "No, no me refería a eso. ¿Puedes buscar a tu jefe?"

Yo: "Me temo que no. No se encuentra aquí en este momento".

Cliente 1: "Bueno, no vamos a aceptar nada gratuitamente. Seguramente habría salido de su bolsillo..."

El cliente se levanta y los demás le siguen hasta la mesa donde se encontraban los niños gritando y correteando. Ahora se encontraban rodeados por 8 tipos altos que mostraban claramente su malestar.

Cliente 3: "Diles que paren ya ¿no?", se dirigió al padre de los niños.

Padre: "No", volvió a responder aquel hombre desafiante.

Cliente 1: "Estás sacando de quicio a la camarera y a todos nosotros".

Padre: "¿Acaso vosotros trabajáis aquí para decirme algo?"

Cliente 1: "No, venimos de la prisión que hay calle arriba. Estamos en libertad condicional. Y qué curiosa coincidencia. A todos nos cayó 7 años por secuestrar y asesinar a un montón de mocosos que no hacían más que tirar pan y gritar en un restaurante."

Enlace patrocinado

En ese momento, los niños se tranquilizaron instantáneamente y mientras los otros clientes que estaban contemplando la escena se echaron a reír.

Padre: "¡Menuda tontería!"

Cliente 4: "¿Quieres apostar algo amigo?"

Al ver que los muchachos no se echaban atrás, aquel padre despreocupado se vio en peligro y terminó agachando la cabeza y cuidando que sus hijos se sentasen en la mesa y no formasen escándalo alguno. El grupo de jóvenes por el contrario fue vitoreado por el resto de los comensales mientras volvía a su mesa. Yo por mi parte les invité a una comida gratis haberme salvado el día.

¡Comparte esta historia con todos tus amigos!

Fuente Imagen Principal: Thenextfamily
Enlace patrocinado
  • Compártelo en redes